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Homenaje a Ortega y Gasset y alabanza a Robert Malthus

O mejor, En contra de los muchos


Hablemos

Hablemos de demografía. ¿Cree usted en el control de la natalidad? O mejor, ¿ya se leyó usted a Malthus? O mejor, imagine que vive usted en una isla con 6 ríos. El potencial de esos ríos es suficiente para abastecer una población de 600 mil habitantes, a razón de cien mil habitantes suplidos por río. ¿Qué va a hacer usted cuando, gracias a sus hijos, le nazcan doscientos mil nietos más?

Hablemos de La Biblia. Cuando vio Dios que no todo era bueno fue cuando aparecieron los muchos, a los que ahogó con poca o ninguna pena, permitiendo que los pocos se salvaran en el Arca de Noé.


Hablemos de Puerto Rico. Los muchos van a acabar con el poco verde que nos queda, porque todos y cada uno de los muchos quiere un hogar suyo y propio donde estacionar un auto con las mismas señas, nada menos.

Para mí, la culpa de los males sociales es la sobrepoblación, y ya ve usted qué mucho me gustan los estudios culturales.


Paréntesis al respecto:

No es lo mismo escribir sobre el pueblo que para el pueblo. Demos cualquier ejemplo: ningún jíbaro leía los “Cuentos para fomentar el turismo”, de E. S. Belaval.


Sigamos

El mundo se salva por el individuo, “a cuentagotas”, siendo mi mayor preocupación saber quién cristos sensibiliza a tanto ganapán en masa.

Todos nos vamos a salvar de uno en uno. Pero, como me preguntaría mi querido hermano mayor, ¿a qué te refieres con “salvar”? A liberarme del crimen, de la estulticia, de la infelicidad, de la ideocracia u opresión mental, de la superstición y de los malos gobiernos elegidos por el pueblo, es decir, por los muchos. (No es casualidad que en Puerto Rico, el partido de mayor aglutinación electoral sea el que más se funda en imposibles.)


Áreas amenazadas por los muchos:

Las islas-municipio de Vieques y Culebra. Simplemente imagínelas cuando abran allí sendos centros comerciales.

Las playas y los ríos de Puerto Rico. Haga la prueba. Visite el río “Los tres chorros”, en el municipio de Patillas, para que vea la inaceptable cantidad de basura que bordea sus orillas. ¡Y la gente se tira de todos modos al agua!

La comisión estatal de elecciones. Puerto Rico es el país donde mayor número de personas acude a las urnas a ejercer su derecho al voto, y donde mayores son las posibilidades de que un partido gane por mayoría amplia. En todos los demás países la contienda es más reñida y la abstención, mayor. Sin embargo (y esto es de fácil verificación) el elector de la isla vota para ganar, no para expresar sus ideas.
Así, desde hace tantos cuatrienios, el Partido Nuevo Progresista y el Popular Democrático se han disputado el voto ciudadano como si fueran dos partidos, ¡pero de futbol! (Nada más había que ver la cantidad de adolescentes, sin edad para votar, que celebraban a viva voz el triunfo de Luis Fortuño.)


La excepción y la regla

Hay un buen artículo de Elidio La Torre (Toy Story: La desnaturaleza humana) que habla de ese individuo malsano en que nos hemos ido convirtiendo tantos de nosotros.

La Torre comenta la historia de Roberto Rexach Soto, con quien compartí durante un año en la calle Amapola de Río Piedras, pues juntos nos hospedábamos en lo que hoy por hoy es la égida Perpetuo Socorro, aun detentada por nuestra antigua casera, Doña Bruni. También habla de la muerte de Lorenzo, de la que he hablado aquí abajo y de la que tal vez me falte un colofón.

Ambos casos confirman mi postura: tanto “Robert” (como le decíamos), como la “Señora Ana Cacho” (como se ha empeñado en llamarle la prensa a esta mujer de, ¿cuánto, treinta años?) tenían que salvarse por sí mismos, rompiendo con una adicción evidente y una deshonestidad
radical, respectivamente.

Robert sabía que estaba mal hacía tiempo. Voy más: su gesto más bien parece un pedido inconsciente de ayuda para salir de ese ciclo avasallante que es el vicio. Ana Cacho, por su parte, sabe quién mató a su niñito. Su crimen no es tanto haber colaborado en los hechos como haberlos encubierto. Tiene que hacer una gran introspección y confesar. Si no, pasará a ser parte de los muchos.


Unos y otros

Los pocos se quedaron con su esposa, y planificaron un hijo. Los muchos preñaron a sus mujeres y luego las abandonaron.

Los pocos hacen ciencia o arte, los muchos trabajan.

Los pocos intentan resolver la cosa; los muchos les dejan el trabajo a los primeros.

Los muchos tienden a la fuerza; los pocos, a la razón.

Los pocos se extinguen; los muchos se multiplican.


Final para salir corriendo

La criminalidad y la pobreza, ¿surgen directamente a raíz de la sobrepoblación? Es difícil trazar el linaje, pero al menos en cuanto a la pobreza sí existe el nexo, pues siempre el trabajo y los bienes de consumo han sido limitados.

Aquí en Puerto Rico el tema de la sobrepoblación no existe, aun cuando nuestra población sobrepasa los límites naturales de nuestro territorio, si es que nos decidimos a contar los millones de puertorriqueños radicados en Nueva York y otros estados. Imagine un decreto republicano que obligue a todos esos puertorriqueños a regresar a la Isla. ¿Se imagina la cantidad de problemas que eso implicaría? Alguien ha dicho que la Isla es capaz de absorberlos, lo que en términos físicos tal vez sea cierto. Pero sin duda crearía graves problemas ambientales y de infraestructura. ¿Por qué no irse planteando estas cuestiones que, sea por la diáspora o sea por nuestra creciente población, vamos siempre a tener que atender?

Comentarios

Jorge Luis Rodriguez Ruiz: ha dicho que…
Seria bueno comenzar a hablar de la "mentalidad del sobrepoblado", sin animos estrictamente elitistas, pero a manera de una actualizacion del "hombre masa" del nunca muerto del todo Jose Ortega y Gasset...

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