1. Siempre he mirado de frente a mi padre: porque solo en el rostro él me pegaba. 2. Siempre he dado la espalda a mi madre: nadie, sino ella, me ponía los supositorios cuando yo me enfermaba. 3. Siempre he estado ahí, al lado de mis hermanos, en fila para recibir cupones. 4. Y Dios ha estado siempre dentro de mí, porque yo soy Él.
Vigilia callada bajo sueño apalabrado.