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Mostrando entradas de junio, 2011

Nuestras "religiones laicas"

Todo lo que dice “no” establece una religión, con su bien y su mal. Madre Tierra es buena y ha engendrado algunas religiones modernas. El vegetarianismo, por ejemplo, con su infierno de grasas y su cielo de humus papilionáceo. Pecador, según esta religión florida, es aquel que va al templo de la cobriza deidad que los infieles llaman Bi Kei. ¡Ay de los gorditos que profesen esta fe! ¡Ay de aquellos cuyos frutos no hayan sido cultivados en lo orgánico! ¡Sus tomates crecerán sin semillas y sus vientres defecarán la inmundicia de todo lo industrial y sintético! El yoga, rutina de ejercicios semi-pasivos destinados a disciplinar la respiración y los músculos, se ha convertido en la religión de las esbeltas a las que les queda muy pero que muy bien la ropa de “Hecho a Mano” y “Marea”. Aquí, a la sagrada dieta (que ninguno de sus manuales exige), se suman la mesura en los gestos y el léxico hindú. Así, estas discípulas esforzadas queman sus inciensos y ámbares en honor de Shanti y Pranayama.

Encontrando a Mahoma

Tatuaje imposible

Only on Porto Rico

También llamada: “Panadoles y canecas” y “Como mercadearse como bloguero” Así como yo tengo el derecho (¡gracias mil a los que redactaron nuestra actual constitución!) de poner las palabras "walgreens" y "puerto" * "rico" en una misma oración de este blog (para resultados prácticos, relacionados al mercadeo del mismo), así walgreens tiene el derecho (regalado de igual forma) de poner los productos “ron bacardí” y “kodak” en la misma tablilla de inventario, como las que tiene esta cadena de farmacias aquí en la Calle César González, frente al Tribunal de Apelaciones y sus fuentes. ¿Dónde sino en Puerto Rico pudo haber mezclado una farmacia de pretendido prestigio como walgreens, rones y pastillas en sus góndolas? ¿O es que una desfachatez del mercado como esa se la hubiesen permitido en otro estado de nuestra capitalista nación? Bueno, de seguro aparecen farmacias como esta, que venden cigarrillos y alcohol al lado de parchos para evitar sus adicciones, en

Flores para una amiga

Once años atrás Cuando la conocí, yo frecuentaba el sótano de la UPR y supongo que era eso que llaman “un rebelde sin causa”. Solo que en mi caso, la rebeldía no llegaba sino a socarronería, y a falta de “causas” contra las cuales rebelarme, me llené de principios ideológicos bastantes inconexos y profundamente retorcidos. La Gorgona Por eso fue que confundí su elegancia con la altanería; su sonrisa intempestiva con la burla; y su mirada soberana con el insostenible mirar de una Gorgona. Tal era la magnitud de la impresión que me causaba, y tales fueron los prejuicios que me colocaron en las mismísimas antípodas de la verdad. Fue por eso también que no pude frecuentarla. Y las pocas veces que por entonces lo hice, se debieron a que ella también había enviado un poema a nuestro Código de Área. La Dama En realidad, cuando volví a compartir con esta Doctora en Gentileza fue cuando comencé a trabajar como tutor allí donde todavía lo hago (aunque ahora, del lado de allá del escritorio). De

Llanto

Patillas por unas horas

Lago de Patillas, rebósame. Lluvia de Patillas, transparéntame. Árbol de Patillas, entiérrame. Agua de Patillas, resucítame.

La boda

No importan el plato asignado ni la invitación entregada meses antes: por más que conozcas a los novios, hay en esa boda a la que irás, un sinnúmero de extraños a los que no tienes más remedio (¡buen remedio!) que sonreír, cuando te los cruces de camino al baño, a la barra, o en la misma mesa en que está tu plato asignado, ya que en esa mesa cabe mucha gente, cómo no. Si no me equivoco, el propio Cristo estaba festejando en las bodas de Canaán sin saber quiénes eran los esposos. En su caso, lo que importó fue el agua transformada. En el mío, el hecho de que una hora antes de que acabara su boda, y luego de haberme escondido yo por horas (para no saludarla) tras los arreglos florales, los mozos y las obesas que pululaban en la Sala de Actos, la propia novia se acerco a mí y me preguntó en un inglés domesticado por los años (y en pugna con su húngaro natal): “We haven’t met yet, am I right?” Y esa, amigos, era esta nueva hojalabra… La boda es por excelencia La Fiesta de Todos. No importa