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Mostrando entradas de diciembre, 2010

"¿La cultura está por el piso?" ... José Velázquez nos da la respuesta.

Si les gustó esto, deben entrar ya a: www.geniotus.com Además de dibujos y máscaras (otras mucho más enigmáticas que esta: convertidas en verdaderas “esculturas faciales”), hay nada menos que una selección de instrumentos musicales inventados por este artesano puertorriqueño de ignota presencia en nuestro entorno cultural. Padre de músicos (un guitarrista y una soprano), ex empleado gubernamental, José R. Velázquez trabaja actualmente en uno de los muelles del Viejo San Juan atendiendo turistas y ofreciéndoles como mercancía muchas misceláneas entre las cuales, lamentablemente, no se encuentran sus tres libros de figuras para armar (uno sobre aves autóctonas, otro sobre caretas tradicionales y otro sobre los útiles que pertenecieron a los taínos) ni sus ingeniosas caricaturas, ni muchísimo menos sus sorprendentemente originales instrumentos musicales. Su obra, a pesar de transpirar seriedad por todos lados, apenas comienza ahora a difundirse (me acaba de decir, hace una hora inusitada

Yo no tengo la culpa de estar vivo

Yo me quiero ir cantando calle abajo, y amanecer junto al rio, borracho de felicidad. Estar vivo debería ser un absoluto que contara para todas las razones: las razones de amar y de actuar. “¿Por qué lo hizo?” debería ser la pregunta. “Porque está vivo”, la respuesta. Yo no sé qué es la muerte. Solo sé que estoy a punto de estallar.

Yo que no sé lo que es ahorrar

1. Hay ahora mismo un gran apoyo a la huelga. Ese apoyo es del estudiantado “combatiente”: ¿Somos, los estudiantes graduados, combatientes? ¿Qué nos detiene o impulsa, ante esa combatividad? ¿Qué nos hace dudar, sea ante el cambio, sea ante el retroceso? (Porque, de que dudamos, dudamos: ¡no hay duda!) ¿Tenemos o no tenemos voz? ¿Queremos o no queremos *** voz? (YO FUI A PIQUETEAR: ¡PERO ESO FUE HACE CUATRO DIAS!) 2. ¿Debo o no debo leer en estos días? ¿Debo o no debo leer en estos días a Gramsci? ¿Debo o no debo leer en estos días a Foucault? ¿Por qué mi Director de Tesis no me dirige al respecto? ¿Debo mencionar mis aspiraciones exegéticas a alguien? (¿Debo citar a Derrida en algún momento dado?) (YO VOY A PIQUETEAR: ¡PERO NO SÉ A FAVOR DE QUIÉN!) 3. ¿DEBO PAGAR LA CUOTA? ¿Por qué yo no he escuchado a ningún Doctor, Profesor, Académico, hablar de esta hostia? ¿Debo tener miedo, si es que la UPR pierde “efectivamente” su acreditación? (O bueno, ¿la perderá?) ¿Debo regresar a la línea

Indigno

(Dije “indigno”, no “indígena” ni "indigente") 1. Los custodios del Poder El Poder nos embelesa de tal modo, que cuando actúa con total impunidad logra convencernos de que lo hace como un acto de grandeza. Han derribado los portones de la UPR. Para ello se han utilizado miles de dólares. Vigilando el derrumbe, hay que ver. Tenemos que detenernos en esos muchachos desempleados que fueron contratados de un momento a otro por Capitol Security (ninguna compañía privada de seguridad vela por los intereses del colectivo), y que se ven como se ven. (¿Sirven efectivamente las apariencias?) Se afanan en seguir las directrices de sus jefes solo por cobrar (“En Loíza damos palos por gusto, y aquí por dinero”, le dijo uno de ellos a Rafael Esteves: está en Internet). Si les hubiesen ordenado derribar la casa del gobernador, ¿habrían dudado? Es obvio que nunca estudiaron en la UPR: son jóvenes, pero tienen hijos, y por eso trabajan a tiempo completo custodiando la propiedad privada de otr

Thanksgiving delay

Hace una semana fui a Maunabo y, de camino, paré en casa de Fifi. Que ahora vive en Ohio con algunas hermanas que antes también vivían ahí: de camino. Creo que en algún momento apareció, en el discurso que llevábamos, el concepto “calidad de vida”. Y aunque el día era hermoso, el “concepto calidad de vida” y Ohio contrastaban con la luz verde de la tarde. Sobre todo porque yo tengo una foto en un libro que es de Idaho, y yo no he ido a ninguno de los dos estados, pero ambos están ahí: entre mis cosas. Kiti, la hermana de Fifi, lleva como siete años en Ohio. Eroll, mi amigo, más o menos los mismos años lleva en Nueva York. Para donde se va a mudar la hija de mi compañera en enero, porque allá vive el muchacho con el que se va a casar. Por allá viven también: abuela, tía Jenny, tío Juan, tía Iris y tío Yoíto. Y abuelo, que ese día del que voy haciendo un recuento personal, se moría en la cocina de su apartamento del Bronx. Se moría y se murió, nadie sabe de qué, porque murió solo, y aunq