Ir al contenido principal

Entradas

Día de todos los santos

Pídele a ver a San Judas Teleo, el santo de las clases difíciles, para que te dé una manita con los temas de cada lección. Para este Santo no hay malos maestros, pero debes de asegurarte que lo que enseñas es para el bienestar, más que tuyo, de tus estudiantes. Busca un salón tranquilo donde puedas leer tú solo unos cuantos poemas y ponerte en comunicación con tu dimensión espiritual. Palabra sagrada: Educar Números de la suerte: 11, 16, 76
Entradas recientes

El símbolo literario: Prejuicios, alcances y promesas…

  Comencemos por el trago amargo de los prejuicios que la mayoría de los ciudadanos contemporáneos (escindidos entre una fe de oídas y un racionalismo hecho de ojeadas al noticiero) posee respecto al símbolo. Las asociaciones negativas, connotaciones o prejuicios que encontramos diariamente en menoscabo del símbolo me parece que en principio se reducen a los siguientes tres, a saber: 1. “Toda metáfora es un símbolo” (o viceversa); 2. “Toda obra simboliza --o metaforiza—algo”; 3. Finalmente (y a contrapelo de los dos primeros): “Nunca el símbolo es el resultado intencional del autor”. La confusión entre metáfora y símbolo ocurre tanto dentro como fuera del ámbito literario, aun cuando para la mayoría de las personas (o, si se quiere: para la mayoría de los “no lectores”), lo metafórico equivale decididamente a lo no literal. Aun así, nadie suele llamar metafórico a un acto como el de vestirse con túnica y birrete de cartón para proclamar públicamente que ha completado una s

Esteban Rodríguez Brunet, poeta

  Negro fui, soy y seré   ¡Negro eres! me recuerdan las calles Ciegas voces descubren lo que ya saben  ¡Negro soy! fuerte lo digo pa’ que escuches Aceptarme… no entienden si sí o no deben.   ¿Temes que rebote tu prejuicio en mi semblante? Mírame bien, coronado de espirales, míralos de frente Tan retorcidos como tu orgullo creciente Pero siempre, mi negritud conservo ferviente.   Desde siglos vibra enérgica, al son de mi herencia Con música, silencio efímero de todo yugo ¡Bomba! Baila y goza, es el ritmo de mi esencia Aniquila mis penas, mis cadenas… el resonante verdugo.   Sin dudar en mi gente, mi fortaleza Paseo sin vergüenza exhibiendo mi entereza Mas conservo recuerdos, lecciones en carne viva Esperando la injusticia nunca más reviva.   Amo portar el gen de la negrura Sonreír mi rostro sin rastro de amargura Honrar las hojas del gran árbol de ancestros Cuyas memorias perduran hasta los tiempos nuestros.     La bestia de cristal   Bendita la mañana color durazno Inaudible y sin olor

Nombre dice

  Pesimista : Nono Rodríguez Abstemia : Genoveva Borrachón : Juan Albar Esquizofrénico : Jossy Johny Promiscuo : Rafa Silito Bochinchero : José Losupe

Agua mansa que habitas la quebrada:

Salpica nuestro corazón que camina quebrada arriba para ver al santo viento que le reza a las tormentas pidiendo que nadie te queme --ni hombre, ni fruta, ni pala, ni ciclón-- a ti,  agua mansa y bendita que, de niña, nadabas entre mis pies. 

Piropos

  ­Qué tiempos aquellos en los que un varón se entusiasmaba ante los atributos positivos de una dama y se permitía resaltarlos con sinceridad a través de esa vivaz expresión verbal conocida socialmente como “piropo”, cuyo principal objetivo no era ninguno, salvo elogiar alegremente el efecto estimulante de los mencionados atributos femeninos y provocarle a dicha dama, de paso, un minuto de felicidad ufana o un íntimo instante de merecido orgullo personal. Hoy ese entusiasmo está prohibido, censurado sobre todo por las propias mujeres. La repetición de los halagos, el número cada vez mayor de piropeadores callejeros y la cuestionable calidad moral de muchos de ellos seguramente fueron los causantes de tan estruendosa censura. No le queda más remedio, pues, al caballero entusiasta de estos días que asistir solitario a los partidos de voleibol femenino y aplaudir desde las gradas el entalle de los cortos licras que suelen preferir las deportistas; o si no, caminar en silencio sobre la