Acaso el mayor de los logros poéticos que creo descubrir en Leptospirosis — del siempre bien recordado Ángel Díaz Miranda — es el vínculo, establecido por el yo poético , entre la concreta inmediatez de su cuerpo (su humanidad) y la abstracta significación de un léxico estricto que se va repitiendo en cada verso. Es decir, la difuminación de los límites entre lo real y lo pensado. Mitad poemario, mitad espacio vacío (puro homenaje al silencio) Leptospirosis se presenta como el canto indignado (mitad coraje, mitad desolación) a la gesta gubernamental fallida, torpemente ejecutada tras el azote en 2017 del gran huracán María. En efecto, a pesar de los intentos del gobierno por acallar estas y otras cifras, brotes de leptospirosis representaron una amenaza a la salud pública nacional durante los meses posteriores a aquel ciclón de cuya devastación apenas nos recuperamos actualmente. A estos brotes se les sumaron otra serie de infortunios como la falta de luz, que implicó la muerte
Vigilia callada bajo sueño apalabrado.