Un roast a Miguel Alejandro Ramos Lorenzo Alei es un chico humilde… Me corrijo: Alei es chico (mide unos cinco pies flat ) y humilde. Lo único grande que tiene, además de la deuda con Sallie Mae , es algo que no puede andar mostrándole a todo el mundo, por más que él se sienta orgulloso de eso que le llega vía herencia africana. Me refiero, por supuesto, a su amor por la música y la rumba. Se llama Alejandro, pero muchos lo recuerdan por su tocayo y padre: Miguel Ramos, al que se le parece bastante en algunas de las grandezas mencionadas. Don Miguel lo trata con respeto, porque Alei ya no es un pequeñín. De hecho, Alei tiene de joven lo que tiene de cagüeño: el origen lejano, pues allá para el último cuarto del siglo XX nació en la Ciudad Criolla, un bonito día de primavera. Vivió en una casa llena de libros y revistas (la Biblia, el Atlas Mundial, las colecciones de revistas Time y Luz) hasta los doce años. A esa edad, sus padres lo llevaron al bosque para que practica
Vigilia callada bajo sueño apalabrado.