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Don José Antonio Torres Pérez, maestro de todos nosotros

  El 1 de enero de 1924 nació justo en la frontera entre la calurosa ciudad señorial de Ponce y el fr í o municipio de Adjuntas un hombre que llevaría precisamente la templanza como actitud constante ante las circunstancias diversas de la vida, José Antonio Torres Pérez. Estudiante, joven soldado, trabajador social, luego empresario diletante y siempre un egregio director escolar, Míster Torres — como mayoritariamente le llaman los adjunte ñ os —, pasó toda su corta pero intensa juventud entre las sombras y claros de la carretera 123, que él caminaba cinco veces a la semana, de la casa a la escuela y viceversa, con el entusiasmo de un atleta y la sabiduría de un pequeño sabio. Su lugar favorito era esa escuela. Allí, lo mismo que en el barrio Guaraguao donde se crio, le llamaban Toñito. Entre amigos, maestras y libros, cimentó su educación en conocimientos que aún le sirven de guía, pues no estuvieron nunca dirigidos a la simple acumulación de datos, sino a la aplicación directa en
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Día de todos los santos

Pídele a ver a San Judas Teleo, el santo de las clases difíciles, para que te dé una manita con los temas de cada lección. Para este Santo no hay malos maestros, pero debes de asegurarte que lo que enseñas es para el bienestar, más que tuyo, de tus estudiantes. Busca un salón tranquilo donde puedas leer tú solo unos cuantos poemas y ponerte en comunicación con tu dimensión espiritual. Palabra sagrada: Educar Números de la suerte: 11, 16, 76

El símbolo literario: Prejuicios, alcances y promesas…

  Comencemos por el trago amargo de los prejuicios que la mayoría de los ciudadanos contemporáneos (escindidos entre una fe de oídas y un racionalismo hecho de ojeadas al noticiero) posee respecto al símbolo. Las asociaciones negativas, connotaciones o prejuicios que encontramos diariamente en menoscabo del símbolo me parece que en principio se reducen a los siguientes tres, a saber: 1. “Toda metáfora es un símbolo” (o viceversa); 2. “Toda obra simboliza --o metaforiza—algo”; 3. Finalmente (y a contrapelo de los dos primeros): “Nunca el símbolo es el resultado intencional del autor”. La confusión entre metáfora y símbolo ocurre tanto dentro como fuera del ámbito literario, aun cuando para la mayoría de las personas (o, si se quiere: para la mayoría de los “no lectores”), lo metafórico equivale decididamente a lo no literal. Aun así, nadie suele llamar metafórico a un acto como el de vestirse con túnica y birrete de cartón para proclamar públicamente que ha completado una s

Esteban Rodríguez Brunet, poeta

  Negro fui, soy y seré   ¡Negro eres! me recuerdan las calles Ciegas voces descubren lo que ya saben  ¡Negro soy! fuerte lo digo pa’ que escuches Aceptarme… no entienden si sí o no deben.   ¿Temes que rebote tu prejuicio en mi semblante? Mírame bien, coronado de espirales, míralos de frente Tan retorcidos como tu orgullo creciente Pero siempre, mi negritud conservo ferviente.   Desde siglos vibra enérgica, al son de mi herencia Con música, silencio efímero de todo yugo ¡Bomba! Baila y goza, es el ritmo de mi esencia Aniquila mis penas, mis cadenas… el resonante verdugo.   Sin dudar en mi gente, mi fortaleza Paseo sin vergüenza exhibiendo mi entereza Mas conservo recuerdos, lecciones en carne viva Esperando la injusticia nunca más reviva.   Amo portar el gen de la negrura Sonreír mi rostro sin rastro de amargura Honrar las hojas del gran árbol de ancestros Cuyas memorias perduran hasta los tiempos nuestros.     La bestia de cristal   Bendita la mañana color durazno Inaudible y sin olor