Ir al contenido principal

ACME BULLETS CO.

O mejor, "Balines de rabiosa paz"

¿Qué hay de malo con la violencia en Puerto Rico?

¿Que hacer llorar a algunas madres? ¡Por favor! ¡Esas son las madres de los asesinos!

¿Que da un mal ejemplo? ¿A quién? ¿A los futuros doctores? No creo.

¿Que genera impunidad? Falso: genera una inmensa red de empleos difícil de sostener de otra manera: féretros, camisetas “Te recordaremos siempre”, empleados de Ciencias Forenses, alguaciles…

¿La violencia en Puerto Rico nos hace insensibles? Tampoco. Basta con ver el interés con que miramos al muerto mientras transitamos la avenida…

¿Entonces qué? ¿Corremos peligro? Sí. Podemos ser víctimas de una bala perdida.

Pero, ¿y qué hacer? Nada. Cuando veamos a la pobre bala perdida, sin mucho aspaviento indiquémosle la dirección.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Sempiternus

Fui a la playa a contemplar la arena: semillas de aquella piedra con la que tallé tu nombre, Carmen Haddys. Antes de la forja y la ponderación de la perla. Antes de la domesticación de los océanos. Fui a buscarte, mi amor, porque estás hecha de mar y transparencia.
Publicar un comentario
Leer más

La razon comprometida

David Rodriguez , filosofo, no usa drogas a pesar de que lleva un lustro viviendo en Nueva York. Ahí se doctora, haciendo una revaloracion de la epistemología (filosofía del conocimiento) desde una perspectiva del lenguaje. Digo, eso creo haber sacado en claro de nuestra ultima conversación...
Publicar un comentario
Leer más

Lourdes Torres Camacho, In memoriam

L.T.C., febrero 1954- abril 2010 Ha muerto Lourdes Torres Camacho. Muere como amiga, hija, mujer trabajadora. A los 56 años. Muere con pocas cosas valiosas, aunque más que suficientes para una humildad tan sobria como la suya. “Humildad sobria” digo, a pesar de que ella fue consumida por una rabia que podríamos catalogar de extraordinaria. “La rabia de días y flores”, como dice la canción famosa, a pesar de que ella no aspiraba ni a la explosión ni a la fama, ni al empujón ni al dinero, sino, mire usted qué sencillo, a la vida. Nadie quería vivir tanto como ella, que se moría con orgullo, resistiendo las ganas de insultar a la muerte de frente, con un grito de locura o un beso en el centro de la sangre, de repente. No tenía miedo. Como dije, solo rabiaba por vivir, pero se murió. Yo no pude despedirme de ella como quería, aunque creo que siempre le dejé saber que la respetaba. El martes, cuando estuve con ella a solas, en su habitación de hospital, supe también que era hermosa. Pienso...
6 comentarios
Leer más