Ir al contenido principal

Hoy sábado


Gadafi está al otro lado de estas líneas. Y lo que era su pueblo, también. Allí vive ahora el miedo, y eso es un mal ejemplo para nosotros, que nunca hemos protestado contra el régimen (contra ningún régimen nuestro), pero que lo íbamos a hacer.

Bueno, eso (es decir: malo), y que el miedo que está allí con Gadafi es muy grande, según informes imparciales. Habría que comparar ese miedo al Dictador y a la Fuerza, con nuestro miedo. Tal vez nuestro miedo sea menor, a pesar del hábito de siglos por culpa del cual lo llevamos. Tal vez nuestro miedo no sea sino abulia o falta de ganas de luchar. Tal vez nuestro miedo sea solo una voluntad apocada y pendeja y bueno, eso, sin falta de ganas de luchar, de morir, de creer que existe el cambio y no querer irse de viaje (vía la muerte) a Nueva York, hasta no verlo aparecer y verdaderamente cambiar todo eso que se cambia... Un corazón por otro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Homenaje a las estrellas

* (Astro primero) Es importante saber lo poco que importa lo que hacemos frente al mundo, y lo que hace el mundo frente a las altas esferas, y lo que hacen las altas esferas frente a la gente, que a fin de cuentas no sabe comer sopas sin dejar de mirar hacia la cuenta. (Segundo lucero) Es importante no perder como hemos hecho la cuenta de las estrellas. (Estrellita) Aunque la gente viva de noche en los sueños. (Estrell**a) Muchos de los cuales no se cumplen o se cumplen chapuceros. (Resplandor postrero)

Eyra Agüero Joubert

Eyra Agüero tuvo de nacimiento el enorme regalo de una patria dual. Puerto Rico la vio nacer, pero la República Dominicana le donó la sangre de sus padres. Así, hija de inmigrantes, tuvo en Puerto Rico su cuna, en Santo Domingo su familia extendida, y en el resto de Latinoamérica, una inconmensurable patria que lo mismo le contaba tradiciones folklóricas en español, que le cantaba nanas en portugués-brasileño. Entre contar y cantar trabaja Eyra, haciendo de la risa un arte (el reconfortante arte de la amabilidad), y de la voz una herramienta, o mejor, un disfraz, un elegante disfraz tras el cual esconderse, dejando solo al descubierto la hilaridad o el dramatismo de los personajes cómicos o trágicos que le toque interpretar. Pero antes de hablar de la actriz que hizo el número 5 en la lista de las 10 comediantes femeninas más queridas por el público puertorriqueño, según ha reseñado el periódico Primera Hora hace exactamente dos meses y nueve días (jueves 16 de abril

El símbolo literario: Prejuicios, alcances y promesas…

  Comencemos por el trago amargo de los prejuicios que la mayoría de los ciudadanos contemporáneos (escindidos entre una fe de oídas y un racionalismo hecho de ojeadas al noticiero) posee respecto al símbolo. Las asociaciones negativas, connotaciones o prejuicios que encontramos diariamente en menoscabo del símbolo me parece que en principio se reducen a los siguientes tres, a saber: 1. “Toda metáfora es un símbolo” (o viceversa); 2. “Toda obra simboliza --o metaforiza—algo”; 3. Finalmente (y a contrapelo de los dos primeros): “Nunca el símbolo es el resultado intencional del autor”. La confusión entre metáfora y símbolo ocurre tanto dentro como fuera del ámbito literario, aun cuando para la mayoría de las personas (o, si se quiere: para la mayoría de los “no lectores”), lo metafórico equivale decididamente a lo no literal. Aun así, nadie suele llamar metafórico a un acto como el de vestirse con túnica y birrete de cartón para proclamar públicamente que ha completado una s