Gadafi está al otro lado de estas líneas. Y lo que era su pueblo, también. Allí vive ahora el miedo, y eso es un mal ejemplo para nosotros, que nunca hemos protestado contra el régimen (contra ningún régimen nuestro), pero que lo íbamos a hacer.
Bueno, eso (es decir: malo), y que el miedo que está allí con Gadafi es muy grande, según informes imparciales. Habría que comparar ese miedo al Dictador y a la Fuerza, con nuestro miedo. Tal vez nuestro miedo sea menor, a pesar del hábito de siglos por culpa del cual lo llevamos. Tal vez nuestro miedo no sea sino abulia o falta de ganas de luchar. Tal vez nuestro miedo sea solo una voluntad apocada y pendeja y bueno, eso, sin falta de ganas de luchar, de morir, de creer que existe el cambio y no querer irse de viaje (vía la muerte) a Nueva York, hasta no verlo aparecer y verdaderamente cambiar todo eso que se cambia... Un corazón por otro.
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