Homenaje con motivo de la Semana de la Lengua
13 de abril de 2011
"Amigos todos: Debo en primer lugar confesarles que este pequeño homenaje aceptado amablemente por nuestro querido Danny Rivera, Voz Nacional de Puerto Rico, llega con 21 años de retraso. Esto es así, porque en 1990 es que fue publicado el poemario Estoy pasando por ella, libro en torno al cual hoy nos reunimos, con motivo de la Semana de la Lengua, para celebrar la trayectoria poético-social de Danny Rivera.
La buena noticia es que el “Daniel Rivera” que en 1990 firmó estos versos que hoy aplaudimos, sigue siendo el mismo “Danny Rivera” de mucho antes y mucho después de aquel año; y sigue teniendo, por tanto, la misma vitalidad en la voz, la misma pasión en el canto y la misma profundidad en la palabra.
Sigue también portando la misma claridad en las ideas y la misma convicción en los actos.
“Voz, canción, palabra, idea y acto”: tal es el camino que recorremos cuando adquirimos nuestro idioma, cualquiera que éste sea. En el caso nuestro, que es afortunadamente también el caso de Danny Rivera, nos corresponde pensar, cantar, comunicarnos y actuar según nos lo permiten las variaciones lingüísticas de nuestra lengua natural: el Español.
Con esta lengua, la tercera más hablada de las 6,500 lenguas o idiomas existentes, es que Danny ha viajado el Mundo, conmoviendo a los hispanoparlantes y a todos aquellos que han escuchado nuestro idioma en boca suya, manejado por él como si fuese un instrumento para transmitir el llanto y la alegría, la fascinación, el enojo y entusiasmo que todos nosotros hemos sentido alguna vez, a lo largo de la vida; sentimientos que hemos expresado vivamente, en español, con nuestra gramática intensa.
La máxima expresión del idioma es la poesía. Para Danny, según se refleja en los poemas que recoge en su libro, la poesía se confunde con la vida, porque el simple hecho de existir es ya poético; y para él, no hay nada más sublime que compenetrarse con dicha vida, a través de la Naturaleza. Sintiéndose conscientemente hijo del Planeta Tierra, Danny transita por “ella”, la Vida, a la cual le dedica no solo los primeros 10 poemas de Estoy pasando por ella, sino, como vemos, el título mismo del poemario, en una metáfora genial que le da características espaciales a un tiempo tan profundo que es de incierta duración.
Un tiempo (la vida) por el cual el poeta se desliza suave o agitadamente, según se lo dicte el momento; pero siempre –como ya dijimos–– siendo la misma persona: el mismo amante del silencio y, a la vez, el mismo cantor de la paz, del amor y del espíritu en libertad.
Si la poesía es sencillamente una celebración de la vida, un aplaudir sus detalles más elementales y un llorar sus escollos y espinas, entonces ésta encuentra en Danny Rivera a un empeñado trabajador, dedicado no solo a resaltarla en versos de perdurable vitalidad, sino en gestos, ideas y acciones realizadas con verdaderos valores poéticos, tales como el silencio, la observación desinteresada y la imaginación. Entre otros ejemplos, podemos recordar que Danny, eximio intérprete que nos conmueve hasta el llanto con canciones como “Amar o morir”, “Mi viejo” y “Amada amante”, no abandona nunca su imaginación cada vez que emprende cualquier faena cultural o proyecto cívico; a la vez que calla respetuosamente, siempre conmovido ante la complejidad casi arcana de la vida.
Sin embargo, este intenso solista se transforma con sus poemas en un ser casi anónimo, hermano del árbol y el camino, asombrado y sonriente ante el transcurrir del tiempo y el paso despierto de las horas. Como señala Henry Cobb Gorbea, prologuista y editor de su poemario, aquellos lectores que pensaban encontrar en el libro de Danny Rivera un predominio de temas o formas asociadas al sonido,el ritmo, la música, la canción o conceptos relacionados, se encuentran totalmente sorprendidos (para bien) ante los sencillos temas que recoge este poemario y en él se desarrollan, de manera mucho más sutil que compleja.
Se puede incluso decir que Estoy pasando por ella se reduce a 6 grandes temas, a saber: el transcurrir de la vida, el misterio que ella encierra en sus entrañas, la sorpresa de estar vivo, la presencia viva de la naturaleza, el agradecimiento a los poetas y la amistad en el amor. No falta en el libro un poema al padre del cantante, quien es descrito por éste también como “poeta”, además de como “obrero pintor… hermano de todo lo bueno”. Tampoco faltan una anécdota menor a un terrible incidente con un fuego en el hogar de la infancia, y un importante, profundo y hermoso poema a Frida Kahlo.
Se trata, en resumen, de 41 poemas pequeños y sin título, identificados con numerales romanos y publicados en un formato poco convencional (5.50’’ x 10.50”) por la Editorial Picaflor hace (como dijimos) 2 décadas: antes de que Danny Rivera decidiera desarrollar su propia casa editora, Makarios, con la que publicó su segundo libro, titulado Querida amiga, Querido amigo, el cual es un epistolario poético intercambiado entre él y la distinguida poetisa puertorriqueña Mairym Cruz Bernal, dado a la imprenta nueve años después del primero, en 1999.
En total son tres los libros que ha publicado Danny Rivera hasta hoy, aunque me acaban de decir (y en esto espero que Danny nos aclare los detalles) que tan pronto como a principios de este mayo participará en la Feria Internacional del Libro, este año a celebrarse en su tan querida República Dominicana, y en la que al parecer habrá alguna sorpresa literaria.
Su tercer libro, Enamorado de la Paz, relata a manera de un diario las experiencias que tuvo durante sus días de recluso, cuando fue encarcelado por defender activamente sus posturas pacifistas frente a la presencia perniciosa de la marina de guerra estadounidense, situada hasta hace muy poco en la isla-municipio de Vieques.
Poemario, epistolario y diario de un cantante que se ha diversificado en poeta, cronista y pensador, pero que además de su gestión literaria y su inconmensurable gestión musical, ha sido (entre otros logros) fundador de una Escuela de Bellas Artes, en Cuba; de un centro comunitario en Dajaos, República Dominicana; de un estudio musical importantísimo, Sonido Verde, así como de un entusiasmado proyecto cultural, Borinquen Vive, ambos de aquí, Puerto Rico.
Colaborador por más de 10 años, en el Festival del Niño y la Montaña, que todavía se celebra con motivo del festejo a los tres santos reyes en el municipio de Cayey (barrio Guavate); miembro directivo de la importantísima organización ambiental Casa-pueblo, que con cede en Adjuntas, lidera y protege los intereses ambientales de todo el archipiélago puertorriqueño; Danny es también, cómo olvidarlo, uno de los más imponentes cantantes puertorriqueños de todos los tiempos, si bien, el único en conseguir 3 temporadas de conciertos seguidas, en el afamado Carnegie Hall de Manhattan.
Danny representa, pues, al artista polifacético, que se multiplica en tareas, conciertos y gestiones culturales, pero que se mantiene fiel a sus ideas, amores y convicciones gracias a la profundamente espiritual visión poética del mundo que posee. Muchas gracias."
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