El primer cartel alusivo a Hoja Labra fue un desastre. Le enseñé los cruzacalles en blanco que me encontré, a Damián García, y él se puso a pintar sus espirales.
A eso de las dos de la mañana, mucho whisky en la sangre de por medio, tuve la brillante idea de añadirle algunas cosas al dibujo que él había hecho (antes de irse a dormir) con el esperado resultado tan terrible de una imagen "aperada" (en forma de pera) y monótona, a la que Damián le pasó por el lado el día siguiente, mientras buscaba los restos de su dibujo sin dar con él.
Esta "rosa" que he pintado sin su (valiosa) ayuda está destinada a darme fama, si no gloria y fortuna, ya que fama se consigue aun con ser bobo, si se consigue el sitio exacto donde colgar un afiche y hacerse notar...
Comentarios