Ir al contenido principal

Para pegar en las paredes de Río Piedras...



El primer cartel alusivo a Hoja Labra fue un desastre. Le enseñé los cruzacalles en blanco que me encontré, a Damián García, y él se puso a pintar sus espirales.

A eso de las dos de la mañana, mucho whisky en la sangre de por medio, tuve la brillante idea de añadirle algunas cosas al dibujo que él había hecho (antes de irse a dormir) con el esperado resultado tan terrible de una imagen "aperada" (en forma de pera) y monótona, a la que Damián le pasó por el lado el día siguiente, mientras buscaba los restos de su dibujo sin dar con él.

Esta "rosa" que he pintado sin su (valiosa) ayuda está destinada a darme fama, si no gloria y fortuna, ya que fama se consigue aun con ser bobo, si se consigue el sitio exacto donde colgar un afiche y hacerse notar...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sempiternus

Fui a la playa a contemplar la arena: semillas de aquella piedra con la que tallé tu nombre, Carmen Haddys. Antes de la forja y la ponderación de la perla. Antes de la domesticación de los océanos. Fui a buscarte, mi amor, porque estás hecha de mar y transparencia.

La razon comprometida

David Rodriguez , filosofo, no usa drogas a pesar de que lleva un lustro viviendo en Nueva York. Ahí se doctora, haciendo una revaloracion de la epistemología (filosofía del conocimiento) desde una perspectiva del lenguaje. Digo, eso creo haber sacado en claro de nuestra ultima conversación...

En torno a la historia de Patillas.

Breve reseña de: Nieves Rivera, Jorge. Agricultura, Rebelión y Devoción. Tres microhistorias del sureste de Puerto Rico . San Juan: Editorial Akelarre, 2015. La región sureste de Puerto Rico no solo cautiva nuestros sentidos cotidianos, gracias a su diversidad ecológica viva y radiante, sino que es una zona rica en historia que como toda zona histórica, se transfigura en territorio ejemplar. Las pugnas finiseculares entre el llano y la montaña, entre incondicionales y liberales, entre hacendados y peones, quedan retratadas de manera sencilla, imparcial y humana, en este maravilloso trabajo de investigación histórica. Trabajo sucinto, como el pueblo de Arroyo, y profundo, como las impresionantes fayas de la Sierra de Cayey. La huella del pasado aparece de repente entre cafetales: una clave toponímica, unas ruinas sepultadas en la hierba o un puñado de entrevistas fundamentales con esos admirables sobrevivientes del pasado que son nuestros viejos (al decir de Carlos Monsiváis)...