Con las monjas de Salem, problemas:
'Voy a romper con el hábito de la monja,
(estoy cansado de esperar la evidencia);
va a entender lo que pesa la forja
(¿"destino", "honradez", "paciencia"?)'
La maestra saca al niño a empujones, de entre sus piernas, y le dice: “Vete, vete que tengo calor. Vete y mejórate esos versos, m’hijo. Además, no son monjas, son brujas. No hay justificación para que les cambies el nombre…”
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