Yo no sé por qué me reí tanto con “Sofía”, la obra que inauguró este año el Festival de Teatro Puertorriqueño, organizado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña, quien de paso premió por la misma a mi querido Freddy Acevedo y a su compañero de faenas, Pedro Rodiz.
Yo no sé por qué me reí tanto, pero no fui el único que lo hizo. También se rieron el que estaba detrás de mí, y una señora que estaba al frente, y otra gente que estaba más abajo de donde nos sentamos Haddys y yo (y de donde nunca me fui, a pesar de que al final me estaba ultra-mega-súper orinando); en fin, nos reímos casi todos los que fuimos esa noche al Teatro Espinosa. Aunque a decir verdad, el único del que me interesaba saber si se reía o no (además, por supuesto, de Haddys) era Luis Rafael Sánchez, que también estaba allí, pero no recuerdo si lo hizo, porque las luces se apagaron en el acto (sic) y a lo largo de la obra (o de las risas) yo no supe distinguir sus carcajadas, las cuales a fin de cuentas no sé si he escuchado alguna vez y, en todo caso, de haber estado presentes en el aire de la sala, al parecer no se hicieron distinguir lo suficiente.
Bueno, eso. Y que también (como dije) la obra inauguró la temporada, dedicada in memoriam a la primera actriz Esther Mari. Y que el viernes, previo al estreno de “Sofía”, apareció un artículo en Primera Hora escrito por Amary Santiago (http://www.primerahora.com/careoteatralentreluisenriqueromeroyerickperez-490707.html), y que fue bastante imparcial en su escrito, en el que, basada sobre todo en las impresiones de L. E. Romero (uno de los actores), señala entre otras cosas, cierto “sarcasmo” de la obra.
La reseña de Santiago nos adentra en los argumentos generales de “Sofía”, y destaca ciertos pasajes a los que se les podrían sumar las “aspiraciones” nasales de las cenizas de “El Maestro”, que sumen en un trance a los dos filósofos protagonistas, e insertan el elemento de la duda en los acontecimientos de la trama (pues harán dudar a los 2 profesores sobre la propia capacidad de esas cenizas para hacerlos descubrir “la verdad”).
Vista al fin la obra, también sorprende su referencialidad o “autobiografía”, fácilmente rastreada por los que han estudiado en o cerca del Seminario de Filosofía de la UPR en Río Piedras. Esta referencialidad podría parecer peligrosa, porque se estaría presentando como una parodia, burla o sátira de ciertos profesores, de ciertas figuras importantes de ese Departamento. Pero prefiero pensar que en realidad no hay sorna o saña, sino crítica, en la caracterización de los personajes; y que no se hace hincapié tanto en el carácter de éstos (que en la vida real nadie los recuerda de ese modo), como en algunas de sus “manías”, es decir, ideas obsesivas. Y aún más: acaso esas manías son tomadas de más de una persona, no de una sola.
Insisto en el asunto porque me interesa como creador el límite entre la realidad y el arte: ¿es arte copiar los gestos de un amigo, o transcribir una historia personal? La respuesta es sí, pero ¿hasta qué punto no se invade la privacidad de los demás con ello?
En todo caso, se trata de una problemática que no arropa por completo a la obra: “Eco” y “Boff” son lo suficientemente “teatrales” (vs. “reales”) como para ser la “representación” de alguien en particular. (!Más me preocupa el “regionalismo” de la obra, limitado a un rincón del Seminario de Filosofía, no siempre representable para espectadores que no lo conocen de cerca o lo han transitado!)
Definitivamente, para crear un contraste productivo, habrá que esperar a que un espectador “inocente” se pronuncie al respecto, y nos diga qué elementos de “Sofía” le han interesado. Acaso entre éstos se encuentre el propio Luis Rafael Sánchez, quien con un comentario suyo estaría derribando de un solo tiro (perdón: de un solo escrito) a dos pequeñas palomitas: la que nos iba a decir si finalmente se rió o no se rió con las escenas; y la que nos confesaría si, a su parecer, “Sofía” enseñó las pantaletas más allá de lo debido...
Comentarios
http://vodpod.com/watch/5844093-sofa-abre-festival-de-teatro-puertorriqueo-del-icp
Es cierto que hay unos referentes reales en los que basamos los personajes al principio; sin embargo, según fue avanzando el proceso de escritura, los personajes nos sorprendieron con sus rasgos particulares y sus historias únicas.
Lo más bonito fueros los conceptos de la filosofía platónica a los que recurrimos para iluminar la trama: desde el mito de la caverna, en la República -con el cual dio inicio la obra- hasta el legado de Diotima, de El Banquete -que sirvió para encaminar el hermoso desenlace.
Sobre la risa: hay que reírse de la tragedia de Eco y Boff, por más cruel que parezca.
el reportaje de Primera Hora fue escrito por Amary Santiago.
Me agrada que reacciones al teatro. Excelente experiencia poder ver la pieza con todos los compañeros de la UPR. Eso permtio disfrutarla más. Felicidades a los autores y al equipo de teatro.