"Mami:
Esta
mañana te deposité unos chavitos en la cuenta, pa’ que veas que acá sí se puede
trabajar y ganar bueno sin tener que estudiar tanto. Cómprate ropa o ponte los
dientes que te partió Papi, pero no le des chavos, que tú sabes en qué se los
va a gastar. Después te envío más. Estoy con prisa, te dejo. Tqm.
Jay"
Luego de enviar el e-mail, se quitó los guantes y la capucha, y los lanzó apresurado
al interior del vehículo. Cuando terminó de rociar con carburante el auto,
acomodó la laptop entre las manos de
su dueño, que yacía silencioso y morado en el asiento trasero. Encendió la
triste mecha. Y se marchó de inmediato, iluminado.
(Cuento con el que concursé en el Certamen Mundial de Cuento Corto. Este año hubo 239 concursantes. Fui la undécima persona, de las 30 que pudieron leer su texto.)
Comentarios