Serie "Que es el olvido?"
El turno es un pequeno libro de cuentos, escrito conjuntamente por Hector J. Martell Morales y Cirilo Toro Vargas, publicado en 1981 por el Instituto de Cultura Puertorriquena. En el se sintetizan las tecnicas descubiertas y frecuentadas por la llamada Generacion del '70, especialmente el coloquialismo urbano que entonces esgrimia inconscientemente la clase media-baja para quejarse de sus pocas posibilidades de crecimiento economico y social.
El libro plantea el interesante problema de los generos, en la medida que esta constituido por 21 textos sumamente breves, ya en franca frontera con el mini-cuento. Con todo, el tema de los cuentos es el mismo: la pobre calidad de vida (moral, economica e intelectual) del cuponero de entonces. Asi, por su forma El turno es un pequeno descubrimiento bibliografico; pero por su contenido, es un regreso a los temas de la decada, e incluso a temas previos, como la influencia cultural gringa respecto a nuestras tradiciones. (Este conflicto, referido como esta en el libro a la epoca navidena, recuerda necesariamente a Peyo Merce).
Si es que se puede hablar de metodo, mas que de estilo (ya que los dos autores se asemejan demasiado en su escritura), diria que es el siguiente: fijar invariablemente el cuento en una reducida cotidianidad (de clase media-baja, repito), bajo el peso siempre de una historia particular. La situacion argumental (trama) es lo que "individualiza" el homogeneo abatimiento de esa clase. Lamentablemente, ninguno de los personajes parece trascender al tipo; situacion que se agudiza en la medida que muchos, incluso, carecen de nombre o senas propias, verdaderamente "individualizadoras". (Pienso, por supuesto, en el notorio Papo Impala o incluso, ironicamente, en El Tipo que protagoniza Letra para salsa y tres soneos por encargo.)
Algunas de dichas "tramas" son: la recapacitacion de un tecato, la urgencia de un hombre por ir al bano, la cita fallida de otro cuya amiga ha caido en regla y el fiasco que se lleva un ladron al encontrar solo un tampon en la cartera robada. Como vera quien se adentre en sus paginas, El turno muestra una insistencia "escatologica", un regodeo en la truculencia. Es, por ratos, el homenaje a la hez de esa clase; la cual, a pesar de esto, no necesariamente se presenta como vinculada a "lo malo".
La buena noticia es que El turno se lee como un todo que presenta sus claves de inmediato. La mala, que no proyecta ninguna tecnica o asunto hacia la generacion que le prosigue (la llamada "Generacion Soterrada")... Que mas? Al libro lo acompanan unos dibujos a los que, creo, se les puede aplicar las mismas consideraciones que a los cuentos, si bien sus modelos se vuelven aun mas genericos que los tipos utilizados para los escritos.
Y cierra El turno una especie de Manifiesto, "Nuestro turno", que resume la intencion de los cuentos (si bien, escrito en presente, desentendiendose del proyecto editorial) y que no siempre concuerda con lo presentado. Por ejemplo: los autores niegan haber tenido algun tipo de "enjuiciamiento" al haber narrado sus historias, pero este esta presente en practicamente todas ellas, segun nos lo revelan sus respectivas adjetivaciones, enunciaciones, argumentaciones, etc.
El libro plantea el interesante problema de los generos, en la medida que esta constituido por 21 textos sumamente breves, ya en franca frontera con el mini-cuento. Con todo, el tema de los cuentos es el mismo: la pobre calidad de vida (moral, economica e intelectual) del cuponero de entonces. Asi, por su forma El turno es un pequeno descubrimiento bibliografico; pero por su contenido, es un regreso a los temas de la decada, e incluso a temas previos, como la influencia cultural gringa respecto a nuestras tradiciones. (Este conflicto, referido como esta en el libro a la epoca navidena, recuerda necesariamente a Peyo Merce).
Si es que se puede hablar de metodo, mas que de estilo (ya que los dos autores se asemejan demasiado en su escritura), diria que es el siguiente: fijar invariablemente el cuento en una reducida cotidianidad (de clase media-baja, repito), bajo el peso siempre de una historia particular. La situacion argumental (trama) es lo que "individualiza" el homogeneo abatimiento de esa clase. Lamentablemente, ninguno de los personajes parece trascender al tipo; situacion que se agudiza en la medida que muchos, incluso, carecen de nombre o senas propias, verdaderamente "individualizadoras". (Pienso, por supuesto, en el notorio Papo Impala o incluso, ironicamente, en El Tipo que protagoniza Letra para salsa y tres soneos por encargo.)
Algunas de dichas "tramas" son: la recapacitacion de un tecato, la urgencia de un hombre por ir al bano, la cita fallida de otro cuya amiga ha caido en regla y el fiasco que se lleva un ladron al encontrar solo un tampon en la cartera robada. Como vera quien se adentre en sus paginas, El turno muestra una insistencia "escatologica", un regodeo en la truculencia. Es, por ratos, el homenaje a la hez de esa clase; la cual, a pesar de esto, no necesariamente se presenta como vinculada a "lo malo".
La buena noticia es que El turno se lee como un todo que presenta sus claves de inmediato. La mala, que no proyecta ninguna tecnica o asunto hacia la generacion que le prosigue (la llamada "Generacion Soterrada")... Que mas? Al libro lo acompanan unos dibujos a los que, creo, se les puede aplicar las mismas consideraciones que a los cuentos, si bien sus modelos se vuelven aun mas genericos que los tipos utilizados para los escritos.
Y cierra El turno una especie de Manifiesto, "Nuestro turno", que resume la intencion de los cuentos (si bien, escrito en presente, desentendiendose del proyecto editorial) y que no siempre concuerda con lo presentado. Por ejemplo: los autores niegan haber tenido algun tipo de "enjuiciamiento" al haber narrado sus historias, pero este esta presente en practicamente todas ellas, segun nos lo revelan sus respectivas adjetivaciones, enunciaciones, argumentaciones, etc.
"En fin, quien es el ofendido?", me preguntaran ustedes. Yo no lo se. La respuesta la tuvo hace tiempo, y la llevo consigo, Roque Dalton...
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Hector J. Martell Morales