Amigos, queridos lectores: El sábado rompieron el cristal de mi Vitara y se llevaron el radio. Digo “rompieron” porque, aunque hubiese sido uno el criminal, vale por diez. Me pregunto para qué lo hizo; es decir, si se ganó algún dinero con el radio, y en qué lo gastó. Me pregunto si ese criminal, de pequeño, les robaba la ropa interior a sus tías, y si su madre alguna vez le dijo “eres lo más lindo de esta vida”. Como gira este mundo, quién sabe si esté leyendo este blog. Agravantes generales: el robo fue a la una y media de la tarde; ocurrió en una calle transitada; la pérdida del cristal no beneficiará a nadie; el crimen va a quedar impune. Causas para que se haya cometido el de marras: yo me lo merezco; tenía que pasar; está la luna llena y es noviembre; ninguna de las anteriores. Conclusiones particulares: 1. Si al tipo que me robó el radio este sábado lo criaron con esmero, y él fue un muchacho feliz y se esmeró, y aprendió a tener miedo cuando hacía falta tenerlo, y el sábado me
Vigilia callada bajo sueño apalabrado.