Ir al contenido principal

Lourdes Torres Camacho, In memoriam

L.T.C., febrero 1954- abril 2010

Ha muerto Lourdes Torres Camacho. Muere como amiga, hija, mujer trabajadora. A los 56 años. Muere con pocas cosas valiosas, aunque más que suficientes para una humildad tan sobria como la suya. “Humildad sobria” digo, a pesar de que ella fue consumida por una rabia que podríamos catalogar de extraordinaria. “La rabia de días y flores”, como dice la canción famosa, a pesar de que ella no aspiraba ni a la explosión ni a la fama, ni al empujón ni al dinero, sino, mire usted qué sencillo, a la vida. Nadie quería vivir tanto como ella, que se moría con orgullo, resistiendo las ganas de insultar a la muerte de frente, con un grito de locura o un beso en el centro de la sangre, de repente. No tenía miedo. Como dije, solo rabiaba por vivir, pero se murió.

Yo no pude despedirme de ella como quería, aunque creo que siempre le dejé saber que la respetaba. El martes, cuando estuve con ella a solas, en su habitación de hospital, supe también que era hermosa. Pienso que tenía una hermosura exigente, como su alma, y que pocos hombres que yo no conozco merecían su compañía y sus besos. Era de una elegancia dura; definitivamente más dura que sus palabras blandas, que salían blandas, a pesar del duro ceño con que solía pronunciarlas.

Lourdes se reía de las cosas y a la vez las increpaba. Tenía derecho a hacerlo por culpa del tiempo que tan rápido se le agotaba. Conoció la fugacidad del momento, el dolor, la amistad intensa y el amor. Nunca se preocupó tanto por sí misma, como por los demás. Escribió muchos versos y cuentos, y para mostrar que no se sentía fatigada, recientemente dejó completa una tesis literaria. Yo le pregunté una vez por qué no recopilaba sus escritos y los publicaba, y ella me contestó: “Yo no tengo tiempo para hacerlo, y no quiero darme el lujo de pagar por una secretaria”.

El único lujo que en verdad se permitió Lourdes fue reír, ella que sufría tanto con su cuerpo; y la buena noticia es que llegó a reír a carcajadas. Nadie duda que Lourdes Torres Camacho fue feliz, y eso es una buena noticia en medio de esta noticia tan mala, tan triste y tan mala que es su muerte. La premura de su muerte. La crudeza de su muerte. La presencia tan indeseable de la muerte en el alma ausente de Lourdes, que ya no está.

Nadie quería que se fuera, todos la estábamos invitando a quedarse aquí entre todos nosotros, que la queríamos tanto; y ella quería quedarse tanto entre nosotros, porque también nos quería, pero ya no está. Lourdes, por favor, descansa en paz.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Lourdes, nuestra querida profesora Torres Camacho. Así le gustaba que la llamaran, siempre con sus dos apellidos. Ella siempre vivió orgullosa de su nombre. Y yo aprendí tanto de un ser humano excepcional, que sabía discrepar sin ofender, que sabía corregir sin humillar. Que sabía cuándo reír y cuándo hablar. Que conocía el valor de la amistad, la verdadera, la buena. Gracias, Lourdes. Gracias, mi por siempre estimada profesora Torres Camacho. Como una vez le dije: los mejores maestros se conocen fuera del salón de clases. Usted siempre fue clase aparte. Me siento orgullosa y privilegiada de haber trabajado con usted y más allá de eso, ser su amiga. Hasta siempre.
Stephanie ha dicho que…
Esta bellisimo!!
Me encanto,es cierto fue una de las mejores Profesoras. Hubiese querido volverla a ver antes de partir. Ella recientemente me estaba dando clases y me estuvo raro que se ausentara,llevaba ya 2 semanas hospitalizada pero los medios de comunicacion de la Universidad no fueron tan claras para saber su "status".
Exito en TODO,aqui una amiga y mucho apoyo de mi parte. Saludos :)
Pedro ha dicho que…
Gracias por sintetizar tantos sentimientos entre tus hermosas palabras. Un abrazo desde la UPR de Utuado de un amigo que siempre la recordará.
Alekxy ha dicho que…
La profesora Lourdes Torres Camacho siempre fue una mujer luchadora y segura de si misma. Nunca le tuve miedo a la muerte, al contrario ella luchaba día a día para dar lo mejor de si y demostrarnos que no importa las condiciones, enfermedades y situaciones siempre tenemos que ser fuerte y darle cara a lo negativo. Le doy gracias a Dios porque pude tener la oportunidad de compartir momentos en clase junto a ella. Siempre me acuerdo de estas palabras que ella nos decía "si ustedes me van a entregar un trabajo y no tiene lápiz busquen la manera para hacerlo así sea con tinta de bolígrafo, a computadora, con carbón, con sangre, con lo que sea pero ese trabajo lo quiero aquí".
Lourdes espero que Dios la tenga en sus brazos porque de verdad que usted seria la mejor compañera para el como lo fue para nosotros. Hasta siempre.
Tavita ha dicho que…
Mi querida Lourdes Torres Camacho, mi AMIGA! Hoy, 14 de mayo de 2011, me entero de tu partida... Que triste! Quisiera extender mis brazos para alcanzarte en lo infinito... no puedo! Solo me queda esperar a que nos volvamos a encontrar. Para mi no has muerto... JAMAS! Viviras en mi como mi Profesora, Mentora y sobre todo, AMIGA de mi alma. Tantas cosas que recordar de ti... Cuando se me caia algo al suelo me decias: "Dejalo caer en ese espacio... son boquetes espirituales que necesitan cerrarse." Te entiendo tanto, siempre te entendi. Solo tu sabiduria especial le hacia sentido al evento mas trivial e insolito... Te busque para decirte GRACIAS! Asi que, estes donde estes, Gracias por haber tocado mi vida con tu prescencia... Hasta siempre... Me tienes.
Anónimo ha dicho que…
Hello, I was searching for Lourdes Torres Camacho, a friend of mine from many years ago in New York and I came across this page. I am very sad to hear the news of her passing, however I am not sure if this is the same Lourdes that I knew. My friend lived in Brooklyn, New York for several years and worked in Queens for several years and she was originally from Adjuntas, Puerto Rico. She had her Doctorate in Literature and moved back to Puerto Rico in the late 80's, early 90's and I know she had a job at a University but we lost contact a few years ago. I was hoping to get in touch with her and now I would like to know if this is the same person. Please let me know, thank you.
-Azita

Entradas populares de este blog

Eyra Agüero Joubert

Eyra Agüero tuvo de nacimiento el enorme regalo de una patria dual. Puerto Rico la vio nacer, pero la República Dominicana le donó la sangre de sus padres. Así, hija de inmigrantes, tuvo en Puerto Rico su cuna, en Santo Domingo su familia extendida, y en el resto de Latinoamérica, una inconmensurable patria que lo mismo le contaba tradiciones folklóricas en español, que le cantaba nanas en portugués-brasileño. Entre contar y cantar trabaja Eyra, haciendo de la risa un arte (el reconfortante arte de la amabilidad), y de la voz una herramienta, o mejor, un disfraz, un elegante disfraz tras el cual esconderse, dejando solo al descubierto la hilaridad o el dramatismo de los personajes cómicos o trágicos que le toque interpretar. Pero antes de hablar de la actriz que hizo el número 5 en la lista de las 10 comediantes femeninas más queridas por el público puertorriqueño, según ha reseñado el periódico Primera Hora hace exactamente dos meses y nueve días (jueves 16 de abril

El e-mail

"Mami: Esta mañana te deposité unos chavitos en la cuenta, pa’ que veas que acá sí se puede trabajar y ganar bueno sin tener que estudiar tanto. Cómprate ropa o ponte los dientes que te partió Papi, pero no le des chavos, que tú sabes en qué se los va a gastar. Después te envío más. Estoy con prisa, te dejo. Tqm. Jay" Luego de enviar el e-mail , se quitó los guantes y la capucha, y los lanzó apresurado al interior del vehículo. Cuando terminó de rociar con carburante el auto, acomodó la laptop entre las manos de su dueño, que yacía silencioso y morado en el asiento trasero. Encendió la triste mecha. Y se marchó de inmediato, iluminado. (Cuento con el que concursé en el Certamen Mundial de Cuento Corto. Este año hubo 239 concursantes. Fui la undécima persona, de las 30 que pudieron leer su texto.)

Don José Antonio Torres Pérez, maestro de todos nosotros

  El 1 de enero de 1924 nació justo en la frontera entre la calurosa ciudad señorial de Ponce y el fr í o municipio de Adjuntas un hombre que llevaría precisamente la templanza como actitud constante ante las circunstancias diversas de la vida, José Antonio Torres Pérez. Estudiante, joven soldado, trabajador social, luego empresario diletante y siempre un egregio director escolar, Míster Torres — como mayoritariamente le llaman los adjunte ñ os —, pasó toda su corta pero intensa juventud entre las sombras y claros de la carretera 123, que él caminaba cinco veces a la semana, de la casa a la escuela y viceversa, con el entusiasmo de un atleta y la sabiduría de un pequeño sabio. Su lugar favorito era esa escuela. Allí, lo mismo que en el barrio Guaraguao donde se crio, le llamaban Toñito. Entre amigos, maestras y libros, cimentó su educación en conocimientos que aún le sirven de guía, pues no estuvieron nunca dirigidos a la simple acumulación de datos, sino a la aplicación directa en