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Una letra de su propia medicina (que diga: !receta!)

Recientemente hemos recibido, un grupo de estudiantes colegas y yo, unas declaraciones concientizantes de un académico de la Universidad de Puerto Rico, en las que nos insta a no olvidar ciertas declaraciones lamentables que hace Mario Vargas Llosa sobre los nuyoricans, en su “Diccionario del amante de América Latina”.

Para no citar textualmente a este Profesor, a quien no le he pedido permiso para hacerlo, copio directamente el artículo que también nos envió, y en el que se reseñan las opiniones de Vargas Llosa sobre estos “boricuas del otro lado” a los que curiosamente llama “newricans” y de los que guarda una visión, cuando mucho, conmiserativa. Hay ciertos subrayados que no hago yo, pero que tampoco quito, pues llaman la atención sobre asuntos alarmantes del texto del Nobel peruano.

Mi intención no es desacreditar a este escritor, a quien tanto respeto, sino precisamente mostrar por qué las opiniones de un artista siempre son secundarias, en relación a su obra. Si fuéramos a premiar a alguien por lo que piensa, lindos estaríamos (y ya yo tuviera 3 de esos Nobeles). Claro que si me preguntan si estaría de acuerdo en darle el Nobel a un nazi diría que no… En última instancia, Hoja labra quiere resaltar el hecho de que ningún escritor es infalible, y que el ejercicio del criterio que tanto ellos ejercen, debe recaer también sobre ellos, preferiblemente a través de la auto-conciencia, pero si no, a través de su público lector. Lo bueno de todo esto es que las ideas de Mario Vargas Llosa no solo son refutables, sino que ya no tienen la dispersión de hace unas décadas atrás. Pero bueno, conozca, juzgue y sopéselas usted, querido Lector.

La Isla desde otra mirada
viernes, 17 de noviembre de 2006
EL NUEVO DIA
Por: Mario Alegre Barrios

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