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¿Quién se atreve rostizar a Freddy Acevedo, el divino?


(Nuevo homenaje al "roast")

¡Imposible rostizar a este Maestro! ¿Por qué? No tan solo porque lo respeto, sino también porque le profeso amor carnal.

Además, porque nunca se me borraría de la nariz el terrible olor a cánido achicharrado de su piel quemada.

Se trata de una piel de legítimo hombre lobo. Como sabe todo el que lo ha visto, muchas cosas tienen en común Freddy y los lobos. Por ejemplo, cuando no se baña, la misma peste a joyo viejo. Y cuando se excita, el mismo portento que tienen los lobos, aunque no sé si con el mismo sabor, porque yo nunca le he hecho una felación a un lobo, según se entiende.

Pero Freddy es un ser apacible. Es casi (casi, casi) un santo o un budista. Si tan solo se pudiera deshacer de esos malos pensamientos lascivos que lo acompañan a donde quiera que va, ya habría alcanzado el Nirvana.

Sin embargo, precisamente, gracias a esos pensamientos de macho extraviado en lupanar fue que conquistó mi alma de escritor frustrado. Con historias como la de la vieja que se enchufa un cable por el rulo (sí, dije rulo y no culo, para no incurrir aquí en vulgaridades); o la de la muchacha que se toca la florcita mientras recita a cantazos La Ilíada; o la de la parejita que graba un video porno que después encuentran sus abuelos... Todas esas historias fueron paulatinamente convirtiéndome en un genuino enfermito dispuesto a arrollar al que fuera, con tal de satisfacer el amor carnal que, como dije al principio, le profeso a este enorme maestro.

¡Eskerrik asko, Irakaslea! 

Comentarios

Jorge Luis Rodriguez Ruiz: ha dicho que…
Freddy me escribió vía Messenger lo siguiente: "Wow, cariño... Qué te puedo decir, tus escritos son literatura. Muy lindo ese blog post, y el final en vascuence me conmovió. A eso le respondo: “Ez horregatik, baina zu zara benetako irakaslea”... Ay, Jauna!

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