El deporte del surf, a pesar de su fama, cuenta con una historia sorprendentemente joven, si consideramos el hecho de que olas ha habido, al menos desde los albores de nuestra humanidad. El mar es tan antiguo como nuestra especie, pero nuestra interrelación con las olas, nuestra domesticación de las mismas, es aparentemente bastante reciente —incluso cuando la cifra histórica que registra esa relación cuente con un par de centurias a su favor. Las artesanías preincaicas de ciertas regiones costeras del Perú ilustran la manera en que los antiguos nativos de esas zonas practicaban grupalmente el desplazamiento sobre las olas, esto es, el surf (se pronuncia “serf” en algunas regiones de Latinoamérica, donde se intenta imitar directamente su fonología original, en inglés). Posteriormente, el célebre expedicionario británico James Cook registraría la manera en que los hawaianos relacionaban el deporte del surf con sus ritos sagrados, de manera tal que cuando un individuo pretendía des