Julio ha frotado su lámpara una vez más. El resultado, de nuevo, no ha sido el genio, sino el deseo ya cumplido. El genio había aparecido antes, a lo largo del frote placentero cargado de imágenes que él mismo se encargaba en hacerle llegar a la imaginación de Julito. Perdón: Julio. Como decir, el señor. Julio tiene treinta y dos años bien cumplidos, y si le ha dado por entretenerse a diario con su lámpara ha sido (de seguro) por su sorpresa al saber que no importa cuántas veces se le frote, ésta va a seguir echando el deseo por la boca, siempre y cuando el genio no se aburra, el frote no se haga con descoco y el propio deseo del frotador (entiéndase Juli*o) pueda transferirse a la escritura, en un número de líneas que no excedan una página...
* (Astro primero) Es importante saber lo poco que importa lo que hacemos frente al mundo, y lo que hace el mundo frente a las altas esferas, y lo que hacen las altas esferas frente a la gente, que a fin de cuentas no sabe comer sopas sin dejar de mirar hacia la cuenta. (Segundo lucero) Es importante no perder como hemos hecho la cuenta de las estrellas. (Estrellita) Aunque la gente viva de noche en los sueños. (Estrell**a) Muchos de los cuales no se cumplen o se cumplen chapuceros. (Resplandor postrero)
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