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Aquí solo ha ganado nada menos que la Historia

Ayer hablé de la huelga una vez más. Muchos me han dicho que en esa entrada parece que me identifico con la Administración universitaria, al achacarle a su falta de estrategias y eficacia la derrota que la misma ha sufrido (toda vez que los acuerdos alcanzados no la favorecen en nada, pues van en dirección opuesta a lo que perseguía). Hoy voy a hablar de los estudiantes, en el mismo tono entusiasmado (conmigo y con casi todos) en que me expresé ayer.

La huelga finaliza con acuerdos que, aunque temporeros y acaso precarios, representan (= son significantes de) lo que los estudiantes anhelaban: cero implantación de la Certificación 98 (que contemplaba recortes presupuestarios), cero cuota “especial” este próximo semestre y algunas cosas más. PERO, de una manera casi explícita, el verdadero triunfo de todo esto es muy distinto al alcanzado y concretizado dentro de los parámetros de la legalidad (= al acuerdo certificado por las partes).

EL VERDADERO TRIUNFO DE ESTA HUELGA ES LA CONCIENCIA COLECTIVA QUE ADQUIERE EL ESTUDIANTADO. Eso quiere decir que no habrá en adelante una decisión de la Administración universitaria que no sea responsabilidad del estudiantado avalar o rechazar y de la administración presentar (u ocultar) al mismo. Siempre ha debido ser así, pero ahora es que se ha patentizado, sentido, vivido y, finalmente, celebrado.

Como parte de ese triunfo, propongo la palabra “upeerense” para referirnos en adelante a todo lo concerniente a la UPR: “triunfo del estudiantado upeerense”; “huelga de los empleados upeerenses”; “denuncias de la facultad upeerense”; siempre aludiendo a una universidad que ya no debería ser concebida por recintos, sino por sistema. Ese es el verdadero sentido del fin de esta huelga (según yo) y esa es la palabra adecuada. Verbatum habemus dichum et asina mismum seam.

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