Me enteré del video por mi amigo F. Acevedo. Todavía no sé su parecer al respecto (curiosamente me habló del video sin darme su parecer), pero quisiera dar el mío.
Lo primero: no se trata de un video obsceno. Hubiese sido demasiado. Si pudiera, de hecho, diría que es un “video demasiado” y lo dejaría ahí, sin hacer referencia a eso que completa la pregunta (“¿demasiado qué?”). “Demasiado rabioso” en todo caso, aun cuando el mensaje de la canción no inspira ni fue escrito con tanta rabia como pudiéramos pensar. (Compárese esta canción con la que el dúo escribió y dedicó al FBI, por ejemplo.)
“Rabioso” aquí es el actor y la actriz que implícitamente aboga por una mayor apertura a la desnudez (que es hermosa y digna de cantarse). “Rabioso” aquí es el personaje-cantante que interpreta René Pérez cuando canta, y que por evidente motivación polémica (“gancho” o gadget de todo el video) aparece incluso con una bomba amarrada a su cuerpo en un momento dado. “Rabioso” aquí, por último, se pretende que sea el pueblo de Puerto Rico, cuya defensa y voz es retenida unilateralmente por Calle 13, en un acto de auto-proclamación redentora muy cuestionable, no sólo por los fines ulteriores de este grupo (que no son otros, sino la fama), sino precisamente por esa actitud pretenciosa de creer que se está representando nada menos que a la inmensa mayoría de nuestra nación puertorriqueña.
Ni Jay C en sus delirios de grandeza ha pretendido tal cosa (aun cuando apareció hace poco junto a Alicia Keys, en una canción-apología de Nueva York). Ni Eminen, que habla por sí mismo muchas veces, ni los clásicos RUM DMC han soñado con ser los portaestandartes del pueblo estadounidense, sino de aquellos sectores étnicos y sociales de los que formaron parte en su juventud (previo a la fama).
Se me puede decir, Calle 13 es portavoz solamente de la clase media. Falso: hasta hace poco era nuestro “embajador cultural”; es decir, nos representaba como talento netamente boricua, dentro y fuera de la isla. Ya no: ha confrontado al sector político de manera tan ruda que ha perdido su apoyo, y tras esto, el apoyo del amplio sector de la sociedad que sigue a sus líderes políticos en materia “moral” o “social” (que los hay y son muchos). Se ha distanciado de otros raperos (“Yo quiero que lloren” afirma en otro video) y, por definición, de otros géneros musicales y artistas.
Ahora Calle 13 representa… ¿a quién? ¿A qué pobres? Ciertamente, no a los pobres que van al culto, y seguramente tampoco a muchos de los que van a misa: ellos estarán escandalizados con el desfile de penes, vaginas y senos que aparece en “Calma pueblo”.
¿A los jóvenes? Personalmente no estoy seguro de cuántos chamaquitos lo escuchen hoy día. Sí me consta que gente de mi edad (y de mi clase social) lo hace. Pero dejemos la retórica: ¿quién que oye rap lo oye, y quién que oye otra cosa se detiene en él? No lo pregunto para cuestionar si el dúo es realmente famoso o no. Lo pregunto para saber a quién realmente representa Calle 13, en el mundo real, y no en el de los espectáculos mediáticos como lo es, ciertamente, su video.
Volvamos al mismo. El recurso inicial de hacer aparecer a los actores (Calle 13 et al.) vestidos de monjas es, al menos, de la década de los 80. La celebración a la desnudez que se plantea es más que parcial: ¿por qué solo jóvenes desnudos (y no adultos y viejos, además)? Lo único que hay que aplaudir es que nadie gesticula nada sexual, porque ya hubiese sido demasiado (visualmente hablando). Y el hecho de que ninguno de los músicos (o música: Ileana Cabra) se desnude, establece claramente las reglas del juego: nada de mezclar lo real con lo actoral. (Lo cual, a fin de cuentas, es otro aspecto positivo, pues de “cantante desnudo” a “hombre sin ropa que canta” no hay mucha diferencia.)
Pensará el lector que censuro el video. Ciertamente no me he afanado mucho en aplaudirlo. Pero sepa, querido lector, que yo celebro ese tipo de alternativa frente a tanta mediocridad que nos circunda. Lo malo es que no creo que me pueda a sentar con Mami a ver el mismo, aunque mi abuela le haya podido dar permiso para verlo (con o sin mí). Juzgue usted.
Lo primero: no se trata de un video obsceno. Hubiese sido demasiado. Si pudiera, de hecho, diría que es un “video demasiado” y lo dejaría ahí, sin hacer referencia a eso que completa la pregunta (“¿demasiado qué?”). “Demasiado rabioso” en todo caso, aun cuando el mensaje de la canción no inspira ni fue escrito con tanta rabia como pudiéramos pensar. (Compárese esta canción con la que el dúo escribió y dedicó al FBI, por ejemplo.)
“Rabioso” aquí es el actor y la actriz que implícitamente aboga por una mayor apertura a la desnudez (que es hermosa y digna de cantarse). “Rabioso” aquí es el personaje-cantante que interpreta René Pérez cuando canta, y que por evidente motivación polémica (“gancho” o gadget de todo el video) aparece incluso con una bomba amarrada a su cuerpo en un momento dado. “Rabioso” aquí, por último, se pretende que sea el pueblo de Puerto Rico, cuya defensa y voz es retenida unilateralmente por Calle 13, en un acto de auto-proclamación redentora muy cuestionable, no sólo por los fines ulteriores de este grupo (que no son otros, sino la fama), sino precisamente por esa actitud pretenciosa de creer que se está representando nada menos que a la inmensa mayoría de nuestra nación puertorriqueña.
Ni Jay C en sus delirios de grandeza ha pretendido tal cosa (aun cuando apareció hace poco junto a Alicia Keys, en una canción-apología de Nueva York). Ni Eminen, que habla por sí mismo muchas veces, ni los clásicos RUM DMC han soñado con ser los portaestandartes del pueblo estadounidense, sino de aquellos sectores étnicos y sociales de los que formaron parte en su juventud (previo a la fama).
Se me puede decir, Calle 13 es portavoz solamente de la clase media. Falso: hasta hace poco era nuestro “embajador cultural”; es decir, nos representaba como talento netamente boricua, dentro y fuera de la isla. Ya no: ha confrontado al sector político de manera tan ruda que ha perdido su apoyo, y tras esto, el apoyo del amplio sector de la sociedad que sigue a sus líderes políticos en materia “moral” o “social” (que los hay y son muchos). Se ha distanciado de otros raperos (“Yo quiero que lloren” afirma en otro video) y, por definición, de otros géneros musicales y artistas.
Ahora Calle 13 representa… ¿a quién? ¿A qué pobres? Ciertamente, no a los pobres que van al culto, y seguramente tampoco a muchos de los que van a misa: ellos estarán escandalizados con el desfile de penes, vaginas y senos que aparece en “Calma pueblo”.
¿A los jóvenes? Personalmente no estoy seguro de cuántos chamaquitos lo escuchen hoy día. Sí me consta que gente de mi edad (y de mi clase social) lo hace. Pero dejemos la retórica: ¿quién que oye rap lo oye, y quién que oye otra cosa se detiene en él? No lo pregunto para cuestionar si el dúo es realmente famoso o no. Lo pregunto para saber a quién realmente representa Calle 13, en el mundo real, y no en el de los espectáculos mediáticos como lo es, ciertamente, su video.
Volvamos al mismo. El recurso inicial de hacer aparecer a los actores (Calle 13 et al.) vestidos de monjas es, al menos, de la década de los 80. La celebración a la desnudez que se plantea es más que parcial: ¿por qué solo jóvenes desnudos (y no adultos y viejos, además)? Lo único que hay que aplaudir es que nadie gesticula nada sexual, porque ya hubiese sido demasiado (visualmente hablando). Y el hecho de que ninguno de los músicos (o música: Ileana Cabra) se desnude, establece claramente las reglas del juego: nada de mezclar lo real con lo actoral. (Lo cual, a fin de cuentas, es otro aspecto positivo, pues de “cantante desnudo” a “hombre sin ropa que canta” no hay mucha diferencia.)
Pensará el lector que censuro el video. Ciertamente no me he afanado mucho en aplaudirlo. Pero sepa, querido lector, que yo celebro ese tipo de alternativa frente a tanta mediocridad que nos circunda. Lo malo es que no creo que me pueda a sentar con Mami a ver el mismo, aunque mi abuela le haya podido dar permiso para verlo (con o sin mí). Juzgue usted.
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