Huracán de automóviles asociado a Earl inunda siete avenidas en Puerto Rico
Lunes 30 de agosto (transmisión diferida)
Por: Semanario Labial
San Juan.- La isla de Puerto Rico (de bandera estadounidense) se vio sumergida ayer en una macondina crisis automovilística desde tempranas horas de la jornada laboral local (8-5 pm). Aunque se atribuyen al propio Gobernador del Estado Libre Asociado los causantes de la tragicómica crisis, al menos otros dos factores contribuyeron al problema; a saber: (uno) la pérdida de energía eléctrica que dejó inoperantes a multitud de semáforos de todo el “territorio nacional”, y (dos) la poca o ninguna participación de la policía municipal en la dirección del transito, así como la tardía dirección de la misma por parte de la policía estatal.
Semanario Labial fue partícipe del pequeño caos, ocurrido nada menos que ante un aviso de tormenta tropical (salvo en los municipios-isla: Vieques y Culebra, que estuvieron bajo aviso de huracán) provocado por la cercanía del gigantesco Earl.
El gobernador del territorio, Luis Fortuño, dio por terminadas las clases del sistema público y despachó en la hora de almuerzo a los empleados del Gobierno, quienes se encontraron en la calle con gran parte del personal de la empresa privada, entre éstos, personal de la banca (siendo también ayer día de pago o “cobro”). Peor aun: la escuela privada cesó también a tales horas (11 y 12 del mediodía).
El resultado fue un descomunal tapón (crisis vial), en las avenidas (siete en total) y calles de la Isla, que detuvo el flujo de transito por aproximadamente diez horas, durantes las cuales este semanario fue testigo de al menos una colisión y una pelea entre conductores que, afortunadamente, no fueron sangrientas. Los efectos de Earl, que a tales horas estaba catalogado como huracán categoría 4, se redujeron apenas a unas lluvias leves sobre la región. A eso de las cuatro y media de la tarde, el tránsito fluía con ligereza. No obstante, el mal sabor de la experiencia provocó duras críticas a la Administración local y, dada su magnitud territorial (pues prácticamente los 78 municipios la sufrieron) evidenció serias deficiencias administrativas e infraestructurales, cuando no, de mero civismo.
En contados casos (los más destacados: los registrados en Guaynabo) fueron los ciudadanos los que se hicieron cargo de la situación. La norma fue la autoexclusión del asunto desde el auto, como, hasta cierto punto, propicia y propugna la propia Ley.
Puerto Rico está amenazada por una nueva tormenta, Fina, que se estima llegue a las aguas de la Isla para este miércoles 1 de septiembre, tarde en la noche, o para el jueves 2 del susodicho, tempranito en la mañana.
Lunes 30 de agosto (transmisión diferida)
Por: Semanario Labial
San Juan.- La isla de Puerto Rico (de bandera estadounidense) se vio sumergida ayer en una macondina crisis automovilística desde tempranas horas de la jornada laboral local (8-5 pm). Aunque se atribuyen al propio Gobernador del Estado Libre Asociado los causantes de la tragicómica crisis, al menos otros dos factores contribuyeron al problema; a saber: (uno) la pérdida de energía eléctrica que dejó inoperantes a multitud de semáforos de todo el “territorio nacional”, y (dos) la poca o ninguna participación de la policía municipal en la dirección del transito, así como la tardía dirección de la misma por parte de la policía estatal.
Semanario Labial fue partícipe del pequeño caos, ocurrido nada menos que ante un aviso de tormenta tropical (salvo en los municipios-isla: Vieques y Culebra, que estuvieron bajo aviso de huracán) provocado por la cercanía del gigantesco Earl.
El gobernador del territorio, Luis Fortuño, dio por terminadas las clases del sistema público y despachó en la hora de almuerzo a los empleados del Gobierno, quienes se encontraron en la calle con gran parte del personal de la empresa privada, entre éstos, personal de la banca (siendo también ayer día de pago o “cobro”). Peor aun: la escuela privada cesó también a tales horas (11 y 12 del mediodía).
El resultado fue un descomunal tapón (crisis vial), en las avenidas (siete en total) y calles de la Isla, que detuvo el flujo de transito por aproximadamente diez horas, durantes las cuales este semanario fue testigo de al menos una colisión y una pelea entre conductores que, afortunadamente, no fueron sangrientas. Los efectos de Earl, que a tales horas estaba catalogado como huracán categoría 4, se redujeron apenas a unas lluvias leves sobre la región. A eso de las cuatro y media de la tarde, el tránsito fluía con ligereza. No obstante, el mal sabor de la experiencia provocó duras críticas a la Administración local y, dada su magnitud territorial (pues prácticamente los 78 municipios la sufrieron) evidenció serias deficiencias administrativas e infraestructurales, cuando no, de mero civismo.
En contados casos (los más destacados: los registrados en Guaynabo) fueron los ciudadanos los que se hicieron cargo de la situación. La norma fue la autoexclusión del asunto desde el auto, como, hasta cierto punto, propicia y propugna la propia Ley.
Puerto Rico está amenazada por una nueva tormenta, Fina, que se estima llegue a las aguas de la Isla para este miércoles 1 de septiembre, tarde en la noche, o para el jueves 2 del susodicho, tempranito en la mañana.
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