1. Un amigo surgido del recuerdo
Este ensayo debió haber sido escrito hace al menos un año. No importa: pasaron más de 13 para que su protagonista, Raciel Reyes Lopés, me encontrara entre las calles de esta ciudad percudida y me hiciera conocer la jovialidad de su música. (“Káutika” = “jovial”.)
Me regaló un disco titulado “Todo lo que era ya no es”, que me recuerda el título de un clásico no sé de dónde llamado “Todo lo sólido se desvanece en el aire” (de Marshall Berman). Lo grabó él mismo en la Escuela Libre de Música. Allí, Raciel educa, anima y ayuda a músicos tan entrega’os como él mismo, y de vez en cuando graba discos tan adictivos como este que apenas comienzo a reseñar.
2. “Káutika”
“Káutika” significa poco: a lo sumo, unas siglas (que yo desconozco) que conforman el nombre de esta banda. Tiene un pariente cercano: "cáustica" que significa, esa sí, muchas cosas; entre ellas, “que quema y destruye los tejidos animales” y “mordaz, agresivo”. Coinciden ambos términos en la descripción de la adolescencia, pero todo al parecer es pura coincidencia.
3. El disco
Se trata de 10 canciones de rock en español (rock “clásico”, si se quiere), influenciadas ligeramente por White Lion (=influenciadas ligeramente por su Director), que narran los angustiosos años que van de la saga familiar a la íntima, y de la íntima a la parturienta. Años que parecen ir del séptimo al duodécimo grado, y años (para insistir en el significante) que se reseñan, se narran y se cantan con una candidez inconcebible en este disco que es, por lo mismo, ejemplar.
En el disco participa mucha gente. “Como sabes (me dice Raciel) ese grupo estaba formado por mis estudiantes de ese año (2007-2008) y se le dio la oportunidad a todos...por eso somos tantos: cantantes: Dixie Meléndez, Stephanie Delgado, Cristina Jurado, Alba Alicea; guitarristas: José Morales, Gabriel Ruiz, Lenny Coss; bateristas: Christopher Hughes, Ray López; piano: Joshua Gómez; bajo: Raciel Reyes Lopés. Se grabó en City Recordings Studio (Carolina), en noviembre 2007…”
A pesar de haber sido tanto los colaboradores, el tono y la lírica de las diez canciones son similares.
4. Una historia de amor en diez canciones
Yo, que soy escritor y ex-rockero, me gozo el álbum en dos planos: el musical y el textual. Me parece que se puede establecer una trama a lo largo del disco, que comienza con una voz femenina que porta un claro mensaje: “No puedo estar lejos de ti/ quiero vivir siempre cerca de ti/ feliz tú estas lejos de mí/ puedes vivir lejos de mí.” De inmediato se establecen las reglas del juego y aparecen los protagonistas: “Ella y Él”, que continuarán desde entonces su saga de encuentros y desencuentros.
De ese amor confeso se pasa al desencanto, también total: “Yo contigo no quiero nada/ Tú crees que volveré mañana/ No mereces tanta importancia/ Si creías que eres lo mejor, pues nada que ver.” En la tercera canción aparece una voz masculina que le da mayor concreción simbólica a ese juego vital entre amor y desamor: “¿Y ahora qué?” preguntan las voces del coro, como queriendo solucionar el oráculo que solo pueden descifrar dos legítimos enamorados, no siempre con las respuestas esperadas: “¿Por qué llegaste? ¿Por qué seguiste, si al final te tenías que ir? ¿Por qué me amaste, me ilusionaste? Dime que hay en tu corazón.” Si usted, querido lector, piensa que preguntas tan directas como éstas (cuyas respuestas son poco menos que imposibles) van expresadas en compases largos y voces melodramáticas, sepa que se equivoca, al menos en lo segundo. Un ritmo de “smooth jazz” recorre esa cuarta pieza de resonancias tan terribles para aquel que sufrió en su adolescencia un desengaño. Un piano juguetón y una desenfadada guitarra contribuyen al tono desenvuelto de la misma.
Así llegamos a la quinta canción: eje central del proyecto, que divide en dos la experiencia músico-textual del conjunto. Aquí White Lion no aparece ni entre el público (a no ser que evoquemos de algún modo a “Radar Love”) porque todo está expresado en un semi bailable ritmo tropical, con uno que otro acorde salsero y un bajo bastante tumba’o. Protagoniza la voz masculina, seguida bien de cerca por el coro femenil (que no abandona prácticamente ninguna de las canciones), y cargada de la mayor “poesía convencional” de las composiciones: “El brillo de tus ojos me consume el alma/ el fuego de tus labios me quema la piel/…/ Tus besos fueron luz que me quitan la calma/ Y tu mirada me sabía a pura miel/ Yo sé bien que tú me ganas la batalla y es por eso que me voy a buscar otro querer.” El cuerpo del deseo provoca demasiadas ansias como para permanecer templado. Es necesaria la huida o la consumación. Por eso el “poeta” acepta, aunque con bastante picardía, la renuncia; y la voz femenina que inicia la sexta entrega convoca “el frasco de veneno”: “¿Qué irás a decir al maestro cuando él te pregunte qué has hecho con todo lo que él a ti te entregó?”
La más sutil y delicada de las composiciones es la séptima, dominada por un piano discípulo del gran Yanni y un pausado compás que se confunde en más de una ocasión con la nostalgia de la vocalista, a quien nos cuesta separar de la historia que va narrando: ella canta de manera tan natural como si hablara, y lamenta su amor acabado tan elegantemente como si nos fuera explicando un cuadro de Gustav Klimt. Y no obstante, es pura jocosidad cuando nos narra (en la próxima canción) lo mal que le va con su gato, su celular y su día, asumiendo la postura fingida de una mujer que trabaja; lo que me parece que sustenta con creces esta lectura que doy del disco como una trayectoria por la vida adolescente, que a estas alturas del disco se proyecta hacia el mundo laboral que queda un poquito más allá de los portones de cualquier escuela superior. Antes de esa partida, resta “trepar paredes”, “morderse los labios y halarse el pelo”, “arder en deseo”, “romper cristales”, “fumarse un cáncer” y “gritar al viento”. Todo, para acabar dando saltos de alegría, celebrando siempre el amor y dejando finalmente de hacer caso a las palabras: “La, lalala-lala, la, lalala-lala, quisiera decírtelo.” Se acaban las palabras y la juventud que podía hacerlas revivir. Entra de pleno la adultez.
5. Homenaje a lo efímero
“Lo sentimos, pero kautica ha decidido que su perfil no esté disponible para ti” me dice una página de Internet a la que entro, en busca de información sobre esta banda. No era la de ellos. Posiblemente no encuentre nada sobre este grupo: todos esos jóvenes se reunieron en el 2007 para grabar el disco, y luego cada cual siguió su rumbo de vida, vía Universidad o rutas similares. Ojala todos hayan decidido estudiar música a nivel universitario, y estén a punto de convertirse en músicos profesionales como su maestro. Ojalá también que me dure este CD un poquito más y no se me gualle tan pronto. Ojalá vea a Raciel en estos días. Ojala me pida la letra para una composición. Ojalá al menos que vea este blog o, al menos, esta entrada, y la comente. Ojalabra…
Comentarios
Desde sus humildes comienzos con bandas de marquesinas, el demostro su talento. Siempre he sabido del talento de mi hermano y de las sorpresas que todavia nos dara atrevez de su caminar en el mundo de la musical y el mundo de la realidad humana.
Si te gusto ese, te recomiendo que esperas a que escuches el ultimo CD de Opus I, su banda de la escuela. Ese es el mejor de todos!
Que Dios te bendiga.
Desde Alemania, una hermana muy orgullosa, TANNIA
Y claro no dejemos de comentar en el talento de los estudiantes que trabajan con dedicacion y responden a los retos que Raciel les presenta.
Adelante todos.
Con mucho orgullo desde MD, otra hermana orgullosa!