Fin*
Lloro una tradición de verbos
a un desenlace sin personajes.
Preludio infinito de una página en blanco,
donde el telón soy yo y tú el aplauso.
Susurro el sur, mareo el norte,
colgado como títirete del 1800, quizás.
Mañana lloro los adjetivos, hoy no.
*La contribución es de Juan Carlos Torres Cartagena (ver su obra en iconográficos.com y, sobre todo, en http://www.youtube.com/user/juancapr)
Lloro una tradición de verbos
a un desenlace sin personajes.
Preludio infinito de una página en blanco,
donde el telón soy yo y tú el aplauso.
Susurro el sur, mareo el norte,
colgado como títirete del 1800, quizás.
Mañana lloro los adjetivos, hoy no.
*La contribución es de Juan Carlos Torres Cartagena (ver su obra en iconográficos.com y, sobre todo, en http://www.youtube.com/user/juancapr)
Comentarios
“Fin”, de Juan Carlos Torres (crítica semi-formal)
Este poema es un despliege de insólitas imágenes (a pesar de su lenguaje más bien ‘convencional’, en el sentido de ‘familiar’) que invita a recorrerlo por completo, a manera de un relato, antes que detenerse verso a verso a ver qué codifica cada imagen. Así, lo veo como una historia versificada cuyo argumento se cifra en el título, si bien más que un “fin” se trata de un momento “después del fin”. Es decir, el narrador habla del futuro que habrá después de ese “fin”, así como de las sensaciones e impresiones que le han producido tal suceso. ¿Qué suceso? Me parece obvio que se trata de una ruptura amorosa: la separación de “el telón” y “el aplauso”. Esa ruptura está sumamente explicada en términos poéticos: es un “fin” que simultáneamente es el comienzo trágico de “una página en blanco”. Además (nuevo amargor para el “yo”) es un “fin” que el “tú” aplaude. A pesar del tono serena y elegantemente dolido, el poema adquiere al final un optimismo radical, que se expresa en la anteposición implícita entre los “verbos” del primer verso y los “adjetivos” del último, a los cuales rechaza el autor. Este rechazo (¡y con esto CASI acabo!) puede verse como una oposición entre el dinamismo de los verbos (que hacen cosas) y la pasividad de los adjetivos (que se limitan a describir cosas). Y aunque esta correspondencia de elementos me parece obvia, confieso que el verso inicial de la segunda estrofa (“susurro el sur, mareo el norte”) me parece complejo, y solamente lo asocio con el vértigo, o con la idea de escape hacia una ruta alterna que, esa ruptura que he mencionado, pudo provocar en quien, con siete versos bien LABRAdos, la narró…
wow Jorge... gracias
Leí tu comment en hoja-labra.... gracias por la crítica.... o mejor dicho por el Psico(Texto)análisis que le has dado. De veras que es muy inspirador tener notas de tu parte. Me parece muy acertado tu punto de vista... es un juego de imágenes que le hacen una oda al "Teatro"... a la actuación (tragi-comedia) de un amor ya terminado. La parte de "susurro el sur..." se refiere precisamente a las nuevas rutas que están por venir... pero a su vez son rutas confusas y con un personaje inmóvil, confundido en el pasado (...como títere colgado). El principio del poema es uno denso y triste, pero según pasan las palabras va despertando otro tono despabilado, con un final irónico y alegre. Lo cual hace referencia directa al ícono del teatro: las dos máscaras de la tristeza y la alegría.
saludos, Juanca