Lunes 8 de marzo. Lunes de mucha política. Específicamente, lunes de mucho Antonio Fas Alzamora. “Tony” ha propuesto un pacto (viejo) con los Estados Unidos. ¿Por qué no había un representante del congreso federal en la presentación?
Miren algo de lo que propone: cero tribunal federal y cero regulaciones a los puertos locales. Es decir, pide una vez más la abolición de las leyes de cabotaje. Si queremos llevar mercancía a los Estados Unidos, que sea en los barcos que queramos. Si queremos comprarle chancletas a Vietnam, que vengan pues los buques vietnamitas.
Miren esto otro: embajadas puertorriqueñas en todos los países. Consulados por aquí y por allá.
¿Qué más? Si nos da la gana de traer a Cuba a los Juegos Centroamericanos y del Caribe (año 2035), que venga. Si queremos legalizar el pasto… perdón, eso no. Si dijimos que no a la pena de muerte, pues es que no: aquí no se mata un negro más y punto.
Con esas y otras delicias me relamí largamente, hasta que el viejo senador (el de más largo servicio legislativo en la historia borincana, según Wikipedia) propuso que…
La ciudadanía norteamericana no se eliminará. “Ese problema jurídico es culpa de los Estados Unidos”, aseguró complacido.
La ciudadanía norteamericana no se eliminará. “Ese problema jurídico es culpa de los Estados Unidos”, aseguró complacido.
Afirmando luego que: “el disfrute de los plenos poderes soberanos no es la independencia, repito, no es la independencia”. De hecho, insistió que, “ni por un minuto seremos independientes”, ya que la consecución de la soberanía (por la que el viejo aboga) y la alianza con el Águila serían “simultáneas”.
El tipo quiere que podamos tener un sitial en la ONU, en la OEA (Organización de Estados Americanos) en el Proyecto Inter Nacional de Grupos Oprimidos (PINGO, por sus siglas en quechua), pero no quiere dejar de ser estadounidense. Repito yo: El tipo quiere tener una embajada puertorriqueña allí en Perú y otra por allá en Guatemala, pero el muy gorrión quiere representar en las mismas a ciudadanos puertorriqueños “y/o” estadounidenses.
¡Es que él es boricua y/o gringo! ¡Le gustan las hamburguesas y/o las alcapurrias! Y a mí todos esos berenjenales me molestan y/o me despellejan las verijas, mire usted…
Lo lindo es lo que viene: 30 años de “bloques de fondos” para que estabilicemos nuestra economía y nos hagamos de una vez autosuficientes. ¿Qué pasará cuando acaben esos 30 años? Fondos adicionales en periodos de 5 años, hasta que “bilateralmente” se desee lo contrario. De hecho, todo en el pacto propuesto tendría que ser “por consentimiento mutuo”; o sea que si Puerto Rico decidiera seguir requiriendo esos fondos, así se lo dejaría saber al Congreso federal.
Basta. Lea el que quiera el informe de este pusilánime hombre, vía Internet. Yo voy a lo que me importa: la muerte lenta por la que atraviesa el PPD. ¿Qué va a pasar con su electorado, cuando alguien, como en el cuento del rey desnudo, le haga ver al pueblo que el partido en efecto va sin ropa por la calle? Seguramente se afiliarán sin mucho ruido al partido nuevo progresista, que siendo "nuevo" tiene ya unos años y que de progresista, con su negativa a los matrimonios gay y la medicación de la droga, no tiene un coco ni un pepino.
¿Y por qué ese maldito miedo a ser independientes? Si al menos el Tony hubiese dicho por qué no se debe optar por esa opción. Si los reporteros le hubiesen preguntado eso. Si alguien le hubiera dicho: “Oiga, al parecer usted le teme como nadie a la palabra independencia.” Pero eso no pasó, ¿saben por qué? Porque si el PPD está muriendo, el partido independentista puertorriqueño es un ya un cadáver que de exquisito le quedan solamente las palabras: puertorriqueño, independentista, libertad, soberanía… ¡No! ¡“Soberanía” no! Ese vocablo es ahora de los populares, quienes se lo compraron a Rubén en un Flea Marquet hace poco, en una de estas tristes calles incomprensibles y pringosas de mi adorada Borinquén. Ho detto.
¿Y por qué ese maldito miedo a ser independientes? Si al menos el Tony hubiese dicho por qué no se debe optar por esa opción. Si los reporteros le hubiesen preguntado eso. Si alguien le hubiera dicho: “Oiga, al parecer usted le teme como nadie a la palabra independencia.” Pero eso no pasó, ¿saben por qué? Porque si el PPD está muriendo, el partido independentista puertorriqueño es un ya un cadáver que de exquisito le quedan solamente las palabras: puertorriqueño, independentista, libertad, soberanía… ¡No! ¡“Soberanía” no! Ese vocablo es ahora de los populares, quienes se lo compraron a Rubén en un Flea Marquet hace poco, en una de estas tristes calles incomprensibles y pringosas de mi adorada Borinquén. Ho detto.
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